29 mayo 2015. Viernes de la octava semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Evangelio duro y denso. Mucha información seguida e importante. Se necesita leer el pasaje varias vueltas calmadamente.
¿De qué sirve una higuera que no da su fruto? ¿De qué sirve un arpa sin cuerdas? ¿De qué sirve un templo que deja de dar culto a Dios y que da culto al dinero? ¿Para qué sirve una persona que no se entrega a nadie más que a sí misma? Sólo es estorbo, pecado y negación de Dios; y Él, con gran dolor, propiamente a esa creación suya la volcará al suelo, la secará de raíz y la dejará marcharse al fuego eterno, a donde ésta ha escogido ir, al rechazar en su vida al Amor; ese Amor de cuyo fruto es la entrega, entrega a Él y al prójimo.
Pidamos en nuestra oración ardientes deseos de entregarnos hoy, porque cada día es hoy; si no amamos, no hay entrega, cuanto mayor sea nuestro amor, mayor será nuestra entrega; y nuestro Amor nos espera en este rato de oración, en los sacramentos, en el acompañamiento espiritual... para reponernos los deseos y las fuerzas para esa entrega. Y para reponer estas fuerzas, lo sabemos, hace falta el silencio; y para este silencio, hace falta dedicarle un tiempo generoso al día.
Repasemos hoy quién es mi prójimo: mi familia, mis amigos, mi grupo, mis compañeros de clase o de trabajo, mi profesor o mi jefe, mi vecino, el portero, el panadero... etc... ¿Cómo puedo dar mi mejor yo a cada uno de ellos? ¿Qué necesitan cada uno de ellos?
“Cualquier cosa que pidáis en la oración, creed que os la han concedido, y la obtendréis.” No creed que os la concederán, sino que ya os la han concedido. Impresionante qué gran Padre tenemos, y qué responsabilidad en cuanto a nuestras peticiones: ¿Qué es lo que profundamente deseo en mi vida? No los caprichos, sino lo realmente importante para mí. Y confiadamente, como el niño, hablarle. “Y cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas.»

María, Madre buena, acompáñanos siempre en esta búsqueda. Enséñanos a ser héroes como Tú; que venciéndonos a nosotros mismos, lleguemos al Cielo cargados de almas para Él.

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