11 noviembre 2015. Miércoles de la XXXII semana de T.O. – San Martín de Tours – Puntos de oración

“A los más humildes se les compadece y perdona, pero los fuertes sufrirán una fuerte pena; el Dueño de todos no se arredra, no le impone la grandeza: él creó al pobre y al rico y se preocupa por igual de todos, pero a los poderosos les aguarda un control riguroso.”
Pidamos a Dios ser humildes para que se compadezca de nosotros y nos perdone. Si nos hacemos fuertes, grandes y ricos según el mundo nos aguardará un control riguroso por parte de Dios.
La humildad es la reina de las virtudes. Señor ayúdame a ser humilde, solo no puedo.
«Proteged al desvalido y al huérfano, 
haced justicia al humilde y al necesitado, 
defended al pobre y al indigente, 
sacándolos de las manos del culpable.»

Solo si somos humildes podremos darnos cuenta de las necesidades de los que nos rodean. Necesidades materiales y espirituales. La mirada limpia de egoísmo nos deja ver claro. Vemos que no podemos nada, pero con Él todo a los podemos. Solo Dios basta.
Los demás nos piden, nos requieren. No somos capaces de nada. La confianza sin límites nos hace fuertes en la debilidad. Yo no puedo nada, pero con Él lo puedo todo.
“Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias.”
Demos gracias a Dios porque nos ha curado. Alabémosle a grandes gritos. Echémonos por tierra como el leproso curado, dándole gracias.
Nosotros que hemos recibido tanto no nos queda más remedio que dar gratis lo que hemos recibido gratis.

Pidamos todos los días que Él nos siga haciendo cada día más humildes. Señor, regálanos la humidad. Qué nos demos cuenta de lo que necesitan de mí los que me rodean. Demos gracias por todo lo que Dios nos ha dado.

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