(1: hacer alguna oración previa: la
de ejercicios, invocación al Espíritu Santo, alguna canción… 2: los
puntos son hasta “feliz oración” el resto es un anexo por la temática de la
oración)
Estas lecturas son muy nuestras: ver a Dios Creador en su
obra, la Creación… ¡¿Cuántas veces en Gredos, en esas noches cuajadas de
estrellas o en esas marchas rozando el Cielo se nos invitaba continuamente a
ver a Dios ahí?! Voy a confesaros una cosa: odiaba la montaña. Cuando me planté
en mi primer campamento (y después de ese primero otro 11), odié la montaña… y
es un odio que no se ha trasformado en amor hasta hace algún año. Año en el
que, disfrutando (por raro que parezca: disfrutando) de una marcha admiré la
majestuosidad de las vistas, del paisaje. Desde entonces, aunque me cuesta,
pero amo la montaña.
¡Cuánto nos ha dado Dios! Ahora que paseo en bici por la
famosa “Casa de campo” de Madrid y también en una salida reciente a la laguna
negra en Soria… admiraba como un niño los caminos otoñales entre tonos rojizos,
naranjas, amarillos y marrones… ¿De verdad ahora que estamos delante del
Sagrario esto no es suficiente para pasarnos el rato dando gracias? Introduce
en tu oración la “Laudato Si” del papa Francisco, trae a tu memoria algunas
palabras de San Francisco de Asís, o simplemente admírate. Déjate, como los
niños, sorprender.
Para acabar, quiero hacer mención al salmo: “sin que
hable, sin que pronuncie, sin que resuene su voz, a toda la tierra alcanza su
pregón”. Es decir, Dios nos ama en el silencio de un paisaje… No le hace falta
un megáfono, sino que ha puesto muchos árboles de diversos colores, un
magnífico Cielo azul, unos pajarillos que “da noticia del Creador”, un trozo de
pan en un Sagrario… Déjate sorprender por Dios, déjate querer… Y así, también
tú, sin hablar, sin pronunciar, sin que resuene tu voz, podrás llevar por el
mundo la noticia del Amor Divino. Solo depende de cuánto te dejes sorprender
por Cristo, ¿o es que ya te las sabes todas? ¿Más que Dios? (guiño, guiño).
¡Déjate sorprender! Feliz encuentro con Cristo. Feliz
oración.
PD: Sólo para quien le interese, copio
“El cántico de las Criaturas” de San Francisco, que tiene tanta relación con
nuestra oración de hoy:
Altísimo y omnipotente buen Señor,
tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, te convienen
y ningún hombre es digno de nombrarte.
Alabado seas, mi Señor, en todas tus criaturas,
especialmente en el Señor hermano sol,
por quien nos das el día y nos iluminas.
Y es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.
Alabado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento
y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo,
por todos ellos a tus criaturas das sustento.
Alabado seas, mi Señor por la hermana Agua,
la cual es muy humilde, preciosa y casta.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual iluminas la noche,
y es bello y alegre y vigoroso y fuerte.
Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra,
la cual nos sostiene y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.
Alabado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor,
y sufren enfermedad y tribulación;
bienaventurados los que las sufran en paz,
porque de ti, Altísimo, coronados serán.
Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.
Ay de aquellos que mueran en pecado mortal.
Bienaventurados a los que encontrará en tu santísima voluntad
porque la muerte segunda no les hará mal.
Alaben y bendigan a mi Señor
y denle gracias y sírvanle con gran humildad...
Altísimo y omnipotente buen Señor,
tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, te convienen
y ningún hombre es digno de nombrarte.
Alabado seas, mi Señor, en todas tus criaturas,
especialmente en el Señor hermano sol,
por quien nos das el día y nos iluminas.
Y es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.
Alabado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento
y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo,
por todos ellos a tus criaturas das sustento.
Alabado seas, mi Señor por la hermana Agua,
la cual es muy humilde, preciosa y casta.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual iluminas la noche,
y es bello y alegre y vigoroso y fuerte.
Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra,
la cual nos sostiene y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.
Alabado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor,
y sufren enfermedad y tribulación;
bienaventurados los que las sufran en paz,
porque de ti, Altísimo, coronados serán.
Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.
Ay de aquellos que mueran en pecado mortal.
Bienaventurados a los que encontrará en tu santísima voluntad
porque la muerte segunda no les hará mal.
Alaben y bendigan a mi Señor
y denle gracias y sírvanle con gran humildad...