El Año Litúrgico no puede girar sobre
otro eje que no sea el mismo Jesucristo. Pero Cristo, la cabeza del Cuerpo
Místico, está siempre unido a sus miembros. Ahora bien, se podría decir que
once meses del Año Litúrgico se dedican sobre todo a los grandes misterios de
Cristo. En cambio el mes de noviembre se dedica más bien a los miembros del
Cuerpo Místico.
Y así, el día 1 celebramos la fiesta de
todos los Santos Iglesia Triunfante, el 2, la conmemoración de los fieles
difuntos Iglesia Purgante y hoy 9, la dedicación de la Basílica de Letrán
Iglesia Militante. (Y quiera Dios que no exista una cuarta fase de la Iglesia,
la que Pio XII llamaba, con tristeza, la Iglesia Durmiente, aludiendo a la
tibieza y somnolencia de muchos cristianos). En este sentido, decía el
Venerable Olie, estas celebraciones de noviembre son sumamente importantes,
pues, al estar los miembros íntimamente unidos a la Cabeza, cuando recordamos a
estos, celebramos en realidad el Cuerpo Místico Total.
Hoy celebramos el aniversario de la
dedicación de la basílica construida a principios del siglo IV por el emperador
Constantino, en su palacio de Letrán, sobre el monte Celio. La consagró el Papa
San Silvestre el 9 de noviembre del año 324, después de bautizar a Constantino
y curarle, según se cree, de la lepra.
Cuatro son las basílicas mayores de
Roma. Pero es la de San Juan de Letrán, que antes se llamó del Salvador, la que
tiene mayor categoría litúrgica, la que es llamada “madre y cabeza de todas las
Iglesias de la Urbe y del Orbe”. Es la catedral del Papa; junto a ella
habitaron los Papas varios siglos y en ella se celebraron cinco concilios. Pero
consagrar espacios concretos para la adoración puede ser una ayuda para luego
adorar al Padre en el gran templo de la creación. De hecho, Jesús acudía a la
sinagoga, y se retiraba a veces a lugares apartados para la oración. Ese es el
sentido de los templos cristianos. Y la consagración de San Juan de Letrán es
el símbolo y prototipo de la consagración de nuestras iglesias para el culto
divino y la oración. El templo material es a la vez símbolo del templo
espiritual, el Cuerpo Místico de Cristo. En la cúspide de este templo
esta la piedra viva. Y esencial, la piedra divina angular, Cristo.
Junto a la Cabeza, la piedra angular,
también los miembros son piedras vivas, y despiertas, no durmientes, de ese
templo espiritual... “Acercaos a Él, piedra viva… Vosotros, como
piedras vivas vais entrando en la construcción de un templo espiritual,
formando un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, aceptos a
Dios por Jesucristo”.
Por tanto, un triple templo recordamos hoy.
El templo material de San Juan de Letrán, y en sentido amplio, de cualquier
iglesia. El templo espiritual que forman entre sí, y con Cristo, todos los
fieles cristianos en gracia, o cuerpo Místico. Y el templo del alma cristiana,
en gracia, en el que habita el mismo Dios. “Si alguno me ama...
vendremos a él y haremos de él nuestra morada”.“¿No sabéis que sois
templo de Dios y que el Espíritu Santo habita en Vosotros”?
También hoy celebran la festividad de la
Virgen de la Almudena los que viven en Madrid.
El
Corazón de la Virgen es un horno de amor. Muchas veces nos encontramos como
fríos, distantes del Señor. Si nos introducimos en el Corazón de la
Virgen, Ella caldeará el nuestro. Como escribe de nuevo el P. Morales. “relicario
del amor más noble y limpio, ha sido y es para mí el Corazón de la Virgen. Debe
también serlo cada día más para ti. Relicario en que arde el incienso del más
puro amor a Dios y a los hombres. El Corazón de su Madre suple mi incapacidad
para adorarle a Él con la plenitud que merece y yo deseo”.
- Señor: ¿cómo valoro el
templo donde oro, donde escucho tu palabra, donde recibo los sacramentos?
Mi cuerpo, templo vivo cuando recibo a Jesús.
- Que no nos ocurra lo
que tuvo que hacer Jesús, como nos dice el evangelio.
- Que disfrutemos de los
templos para nuestra vida de oración.
- Señor, que nos enseñes
a hacer morada en tu templo. Que hagamos morada en él.
- ‘El correr de las
acequias alegra la ciudad de Dios.’
- Yo formo parte de esa
ciudad donde habitan los templos en los que oro cada día.