9 noviembre 2015. Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán – Puntos de oración

El Año Litúrgico no puede girar sobre otro eje que no sea el mismo Jesucristo. Pero Cristo, la cabeza del Cuerpo Místico, está siempre unido a sus miembros. Ahora bien, se podría decir que once meses del Año Litúrgico se dedican sobre todo a los grandes misterios de Cristo. En cambio el mes de noviembre se dedica más bien a los miembros del Cuerpo Místico.
Y así, el día 1 celebramos la fiesta de todos los Santos Iglesia Triunfante, el 2, la conmemoración de los fieles difuntos Iglesia Purgante y hoy 9, la dedicación de la Basílica de Letrán Iglesia Militante. (Y quiera Dios que no exista una cuarta fase de la Iglesia, la que Pio XII llamaba, con tristeza, la Iglesia Durmiente, aludiendo a la tibieza y somnolencia de muchos cristianos). En este sentido, decía el Venerable Olie, estas celebraciones de noviembre son sumamente importantes, pues, al estar los miembros íntimamente unidos a la Cabeza, cuando recordamos a estos, celebramos en realidad el Cuerpo Místico Total.
Hoy celebramos el aniversario de la dedicación de la basílica construida a principios del siglo IV por el emperador Constantino, en su palacio de Letrán, sobre el monte Celio. La consagró el Papa San Silvestre el 9 de noviembre del año 324, después de bautizar a Constantino y curarle, según se cree, de la lepra.
Cuatro son las basílicas mayores de Roma. Pero es la de San Juan de Letrán, que antes se llamó del Salvador, la que tiene mayor categoría litúrgica, la que es llamada “madre y cabeza de todas las Iglesias de la Urbe y del Orbe”. Es la catedral del Papa; junto a ella habitaron los Papas varios siglos y en ella se celebraron cinco concilios. Pero consagrar espacios concretos para la adoración puede ser una ayuda para luego adorar al Padre en el gran templo de la creación. De hecho, Jesús acudía a la sinagoga, y se retiraba a veces a lugares apartados para la oración. Ese es el sentido de los templos cristianos. Y la consagración de San Juan de Letrán es el símbolo y prototipo de la consagración de nuestras iglesias para el culto divino y la oración. El templo material es a la vez símbolo del templo espiritual, el Cuerpo Místico de Cristo. En la cúspide de este templo  esta la piedra viva. Y esencial, la piedra divina angular, Cristo.
Junto a la Cabeza, la piedra angular, también los miembros son piedras vivas, y despiertas, no durmientes, de ese templo espiritual... “Acercaos a Él, piedra viva… Vosotros, como piedras vivas vais entrando en la construcción de un templo espiritual, formando un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, aceptos a Dios por Jesucristo”.
Por tanto, un triple templo recordamos hoy. El templo material de San Juan de Letrán, y en sentido amplio, de cualquier iglesia. El templo espiritual que forman entre sí, y con Cristo, todos los fieles cristianos en gracia, o cuerpo Místico. Y el templo del alma cristiana, en gracia, en el que habita el mismo Dios. “Si alguno me ama...  vendremos a él y haremos de él nuestra morada”.“¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu Santo habita en Vosotros”?
También hoy celebran la festividad de la Virgen de la Almudena los que viven en Madrid.
El Corazón de la Virgen es un horno de amor. Muchas veces nos encontramos como fríos, distantes del Señor. Si nos introducimos en el Corazón de la Virgen, Ella caldeará el nuestro. Como escribe de nuevo el P. Morales. “relicario del amor más noble y limpio, ha sido y es para mí el Corazón de la Virgen. Debe también serlo cada día más para ti. Relicario en que arde el incienso del más puro amor a Dios y a los hombres. El Corazón de su Madre suple mi incapacidad para adorarle a Él con la plenitud que merece y yo deseo”.
  • Señor: ¿cómo valoro el templo donde oro, donde escucho tu palabra, donde recibo los sacramentos? Mi cuerpo, templo vivo cuando recibo a Jesús.
  • Que no nos ocurra lo que tuvo que hacer Jesús, como nos dice el evangelio. 
  • Que disfrutemos de los templos  para nuestra vida de oración.
  • Señor, que nos enseñes a hacer morada en tu templo. Que hagamos morada en él.
  • ‘El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios.’
  • Yo formo parte de esa ciudad donde habitan los templos en los que oro cada día.


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