"Señor,
ayúdame a rezar con orden". Que ésta sea nuestra petición en este rato de
íntima amistad.
Es necesario pasar del monólogo al diálogo, para saber
escuchar, discernir y, posteriormente tomar decisiones y ponerse a la acción.
Haz silencio profundo; muy calmado, siéntete observado por
Él; siéntete amado, y escucha en ese silencio comunicador. No pases rápido de
un tema a otro para que Él observe una película rebobinándose y que ya conoce;
no atropelles preguntas sin dejarle espacio para responder. Escucha su amor, y
ahí comprenderás.
Haz un largo cruce de miradas, profundo, afirmativo,
entregado.
Los discípulos le escuchaban largo tiempo, observaban cómo
Él mismo oraba.
María, en la retaguardia, guardando y meditando en su
corazón.
¿De qué quieres hablar con Dios? ¿Qué es lo que anda dando
vueltas en tu corazón sin terminar de aterrizar?
Dios, mi Creador, ¿de qué quieres hablarme en mi corazón?