17 noviembre 2015. Martes de la XXXIII semana de T.O. – Santa Isabel de Hungría – Puntos de oración

Estamos en la XXXIII semana, la última del Tiempo Ordinario del Año Litúrgico. Durante todo el año hemos ido recorriendo la historia de la Salvación a través de las fiestas y lecturas correspondientes. Una manera muy acertada de hacer nuestro seguimiento del Señor mejor al conocerle más, amarle mejor y seguirle. Ese debe ser el balance; en definitiva acercarnos más a lo que quiere de nosotros de lo cual ponemos un poquito más cada día con nuestra oración.
Eleazar que es el protagonista de la primera lectura del Libro de los Macabeos, por respeto a la ley,  prefiere morir a comer carne. Quiere el autor destacar la valentía de su conducta que había tenido desde niño y no iba a cambiar a su noventa años, “prefiriendo morir noble y voluntariamente por amor  a la santa y venerable ley”.
San Pablo va ir un poco más allá de la ley, ya superada en Jesucristo. Y hoy tenemos esos testigos de los países en tantos lugares de la tierra en los que son perseguidos por la fe. Por el mero hecho de ser cristianos; el único delito de que los acusan. Pero nos llegan noticias de que no reniegan de su fe, al contrario, quieren morir en su tierra, porque están seguros que sus vidas ofrecidas darán su fruto, como pasaba a los primeros cristianos. Como esta imagen, entre las llamas sin quemarse, ardiendo por Ella y por Cristo entre los hombres en esta campaña de la Inmaculada. ¿Hasta qué punto estamos dispuestos?
Es una hermosa imagen de lo que es hoy un militante en medio del mundo: entre las llamas sin quemarse. Seguro que en esta segunda semana de la Campaña, ya nos hemos puesto las pilas, hemos dejado espacio para actuar a la Virgen porque seguro que viendo la frialdad religiosa, la falta de fe (“Yo no soy creyente” me decía el otro día un universitario que estaba dando el primer capítulo del libro que está escribiendo y después pensaba: “ ¿Y yo qué estoy haciendo?”), los jóvenes tan alejados de Dios,… tiene que poner grandes deseos y hacer ese poquito que nos pida.
La vocación de Zaqueo en el Evangelio, es otra llamada: “Baja que quiero hospedarme en tu casa”… “Hoy es la salvación de esta casa”-tu casa, mi casa, la de Zaqueo, la de todos los que escuchen y respondan a su llamada.

Estemos atentos, cuidemos nuestra oración donde el Señor nos llama y nos dice lo que tenemos que hacer y tengamos confianza porque Él nos sostiene, sostiene nuestra vida y para eso desde la Cruz nos deja a su Madre.

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