Estamos
en la XXXIII semana, la última del Tiempo Ordinario del Año Litúrgico. Durante
todo el año hemos ido recorriendo la historia de la Salvación a través de las
fiestas y lecturas correspondientes. Una manera muy acertada de hacer nuestro
seguimiento del Señor mejor al conocerle más, amarle mejor y seguirle. Ese debe
ser el balance; en definitiva acercarnos más a lo que quiere de nosotros de lo
cual ponemos un poquito más cada día con nuestra oración.
Eleazar
que es el protagonista de la primera lectura del Libro de los Macabeos, por
respeto a la ley, prefiere morir a comer carne. Quiere el autor destacar
la valentía de su conducta que había tenido desde niño y no iba a cambiar a su
noventa años, “prefiriendo morir noble y voluntariamente por amor a la
santa y venerable ley”.
San
Pablo va ir un poco más allá de la ley, ya superada en Jesucristo. Y hoy
tenemos esos testigos de los países en tantos lugares de la tierra en los que
son perseguidos por la fe. Por el mero hecho de ser cristianos; el único delito
de que los acusan. Pero nos llegan noticias de que no reniegan de su fe, al
contrario, quieren morir en su tierra, porque están seguros que sus vidas
ofrecidas darán su fruto, como pasaba a los primeros cristianos. Como esta
imagen, entre las llamas sin quemarse, ardiendo por Ella y por Cristo entre los
hombres en esta campaña de la Inmaculada. ¿Hasta qué punto estamos dispuestos?
Es una hermosa
imagen de lo que es hoy un militante en medio del mundo: entre las llamas sin
quemarse. Seguro que en esta segunda semana de la Campaña, ya nos hemos puesto
las pilas, hemos dejado espacio para actuar a la Virgen porque seguro que
viendo la frialdad religiosa, la falta de fe (“Yo no soy creyente” me decía el
otro día un universitario que estaba dando el primer capítulo del libro que está
escribiendo y después pensaba: “ ¿Y yo qué estoy haciendo?”), los jóvenes tan
alejados de Dios,… tiene que poner grandes deseos y hacer ese poquito que nos
pida.
La
vocación de Zaqueo en el Evangelio, es otra llamada: “Baja que quiero
hospedarme en tu casa”… “Hoy es la salvación de esta casa”-tu casa, mi casa, la
de Zaqueo, la de todos los que escuchen y respondan a su llamada.
Estemos
atentos, cuidemos nuestra oración donde el Señor nos llama y nos dice lo que
tenemos que hacer y tengamos confianza porque Él nos sostiene, sostiene nuestra
vida y para eso desde la Cruz nos deja a su Madre.