12 noviembre 2015. Jueves de la XXXII semana de Tiempo Ordinario – San Josafat – Puntos de oración

Pedimos al Señor la sabiduría que viene de arriba y que debe iluminar siempre nuestra oración. La “Sabiduría” en el antiguo testamento es una de las imágenes que prepara la revelación de Jesucristo. Pertenece a la cristología descendente que ayuda a comprender la divinidad de Jesucristo: El único Dios tiene frente a sí la Sabiduría que cumple su voluntad y como atributo de Dios es personalizado. La Sabiduría es un atributo divino que nos habla de la unicidad de Dios. Por la Sabiduría nos abrimos a la intimidad de Dios a sus proyectos e intenciones, suscita amigos de Dios y profetas. El prólogo del evangelio según san Juan nos puede ayudar a entender esta realidad.
Los libros sapienciales reflexionan sobre la vida y descubren a Dios. Dios deja su huella en toda su obra; Dios es amigo de la vida, busca el bien del hombre. La sabiduría hace que el hombre se llene de admiración ante la obra de Dios y de continuamente gracias. La sabiduría inspira una vida buena al hombre, llena de prudencia y discernimiento. Estos libros califican la vida sin religión como fruto de la ignorancia así como el comportamiento inmoral.
En los evangelios muchos pasajes recuerdan este tipo de literatura bíblica, las parábolas del reino o las bienaventuranzas…
No elude el tema del sufrimiento y contempla el sufrimiento del justo dentro de la providencia de Dios que tiene la última palabra y todo sucede para bien de los que aman a Dios.

Si la filosofía nace de la admiración y se cuestiona sobre toda la realidad abriendo también el corazón a Dios, la sabiduría inspirada se resuelve en una plegaria agradecida y descubre a la sabiduría eterna Jesucristo.

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