Pedimos
al Señor la sabiduría que viene de arriba y que debe iluminar siempre nuestra
oración. La “Sabiduría” en el antiguo testamento es una de las imágenes que
prepara la revelación de Jesucristo. Pertenece a la cristología descendente que
ayuda a comprender la divinidad de Jesucristo: El único Dios tiene frente a sí
la Sabiduría que cumple su voluntad y como atributo de Dios es personalizado.
La Sabiduría es un atributo divino que nos habla de la unicidad de Dios. Por la
Sabiduría nos abrimos a la intimidad de Dios a sus proyectos e intenciones,
suscita amigos de Dios y profetas. El prólogo del evangelio según san Juan nos
puede ayudar a entender esta realidad.
Los libros sapienciales reflexionan sobre la vida y
descubren a Dios. Dios deja su huella en toda su obra; Dios es amigo de la
vida, busca el bien del hombre. La sabiduría hace que el hombre se llene de
admiración ante la obra de Dios y de continuamente gracias. La sabiduría
inspira una vida buena al hombre, llena de prudencia y discernimiento. Estos
libros califican la vida sin religión como fruto de la ignorancia así como el
comportamiento inmoral.
En los evangelios muchos pasajes recuerdan este tipo de literatura
bíblica, las parábolas del reino o las bienaventuranzas…
No elude el tema del sufrimiento y contempla el
sufrimiento del justo dentro de la providencia de Dios que tiene la última
palabra y todo sucede para bien de los que aman a Dios.
Si la filosofía nace de la admiración y se cuestiona sobre
toda la realidad abriendo también el corazón a Dios, la sabiduría inspirada se
resuelve en una plegaria agradecida y descubre a la sabiduría eterna
Jesucristo.