27 noviembre 2015. Viernes de la XXXIV semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

El evangelio que hoy nos presenta la Iglesia en este último viernes del Año Litúrgico, está tomado del discurso escatológico de S. Lucas en su capítulo 21. Si lo leemos en su contexto nos resultará más fácil su ponderación.
Jesús está anunciando la ruina de Jerusalén, con objeto de poder llegar al corazón de sus oyentes. Muchos de ellos se sienten orgullosos, no solo de su ciudad y de su templo.., sino también de la institución religiosa a la que pertenecen, el pueblo de Israel.
El Señor les está anunciando, que todo aquello que brilla o que está en su esplendor, dejará de estarlo y dejará de serlo… Él les habla de un cielo nuevo y de una tierra nueva, para que se abran a las realidades eternas, aquellas que no perecen…
Los comentaristas nos dicen, que cuando S. Lucas describe la Parusía, no tiene como objetivo el satisfacer la curiosidad de sus oyentes, dándoles a conocer los detalles del fin del mundo, sino sobre todo, quiere destacar la figura de Jesucristo, el Hijo del hombre, que vendrá en el esplendor de su gloria, y que los fenómenos llamativos, solo resaltarán su venida.
La venida del Señor, a unos causará temor y a otros producirá gozo, dependiendo del sentido que cada uno haya dado a sus vidas… Para nosotros, los cristianos, debería ser un alivio y un gran regalo. Fijaros lo que dice el versículo anterior al que comienza hoy el evangelio: “Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación.” (Lc. 21,28).
Es necesario que pasemos por estos hechos, de una u otra manera, antes o después de la venida del Señor,  pues no son destructivos, sino transformativos… Es lo mismo que le ocurre al no nacido, cuando ya ha nacido.., o cuando se pasa de la infancia a la adolescencia…
Siempre nos impresiona la caída del cielo o de la tierra… Estos fenómenos precederán a la venida gloriosa de Jesús. Es como si las criaturas quisieran opacarse, para que solo Dios resplandezca… “Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el Reino de Dios…” (Lc.21,31).

Vivamos en gozosa esperanza, sabiendo que la venida del Señor, será para todos nosotros una realidad en el momento de la muerte. Que así sea…

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