15 noviembre 2015. Domingo de la XXXIII semana de Tiempo Ordinario (Ciclo B) – Puntos de oración

Aunque me resulta difícil de entender el evangelio de Marcos de hoy, está claro que se refiere al fin del mundo, cuando todos nos reuniremos, no sé si conducidos por los ángeles o de forma espontánea, pero allí nos juntaremos.
Para meditar un rato sobre este tema, me voy a pasar a otro fragmento del evangelio que me resulta más comprensible. Me refiero al del juicio final de Mateo 25, 31-final. Te le copio aunque seguro que te lo sabes.

31 «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria 32 y serán reunidas ante él todas las naciones. El separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. 33 Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
34 Entonces dirá el rey a los de su derecha: "Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. 35 Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, 36 estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme". 37 Entonces los justos le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; 38 ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; 39 ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?". 40 Y el rey les dirá: "En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis".
41 Entonces dirá a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. 42 Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, 43 fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis". 44 Entonces también estos contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?". 45 Él les replicará: "En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo". 46 Y estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna».
Aquí, Jesús se llama a sí mismo, el Hijo del Hombre, el Rey y el Hijo del Padre. Los tres apelativos corresponden a la misma persona. Respecto a la palabra Rey, aplicada a sí mismo podemos repensar las parábolas que nos cuenta en donde aparece un rey que seguramente es él mismo. Curiosamente ese rey con frecuencia da un banquete. En el Reino de Dios se come rico.
En todo caso, volvemos al texto y a imaginarnos una llanura enorme abarrotada de gente con un altozano en medio con un sillón que permite al que se sienta ver a todo el mundo y ser visto por ellos. Un trono sencillo pero resplandeciente desde dentro que inunda todo de luz y en él, sentado, mi amado. Mucho más resplandeciente todavía con una túnica, la que llevaba, asomando los brazos con los agujeros de los clavos que le recuerdan a él mismo y a la Justicia del Padre. “Mira como los amo”. Ahora todos los de la explanada saben leerlos y se sientan muy, muy amados. Poco a poco se van separando en dos grupos. Uno muchísimo más grande que el otro. Se puede ir mirando la cara de los que componen cada grupo. Ahora se vive sin caretas y sale al exterior lo que es cada uno en su interior. Se nota poco la edad. Fundamentalmente se nota si ama, si aprecia a los demás o les utiliza para su propio crecimiento, incluso para destruirlos porque les envidia o les odia. Desde antes de separarse, ya se notaba en la cara de cada uno a donde iba a parar. Puedes ir pensando como son los rasgos de las caras correspondientes, como son los de tu compañero de trabajo y hasta pensar luego como son los tuyos y pedirle algo a Jesús o a la Virgen.
Ahora empieza el único examen importante que voy a tener en mi vida, y no me preguntan nada de matemáticas ni de idiomas, ni de si he triunfado en la vida o si soy ingeniero de no sé cuántas cosas. Puedes pensar en las cosas por las que te esfuerzas y te has esforzado, a veces hasta el extremo y ver para que sirven en este examen.  Puedes pensar ahora en las preguntas de este examen y en como las vas a responder.
Me voy a centrar en la frase: Benditos de mi Padre. No precisa Jesús  a qué se refiere. Podría pensarse que después de este examen, los que están a su derecha, empezarán a gozar de la bendición del Padre. ¿En qué consiste esta bendición? Digas lo que digas, no te lo crees del todo que eso vaya a pasar ni te has pensado mucho en donde vas a estar porque no estás dando saltos de gozo pensando a dónde vas a ir, no te crees que vas a ir al cielo y que aquello es algo muy superior a nuestros sueños. Pide fe a María. Si estás leyendo esto, seguro que quieres y te esfuerzas por ser bueno y por tanto estás en el camino del cielo. Más triste sería si no te alegras de tu futuro porque en realidad llevas un poco de doble vida y una parte de tu ser está conscientemente o, por lo menos, de forma consentida, con el enemigo.
También podemos pensar en que la bendición se refiere al pasado. Todas esas personas ya estaban benditas desde antes y seguramente están allí porque acogieron esa bendición. ¿Tú te crees que ser católico es una bendición?,  ¿Tú te crees que prestar a otro y que no te lo devuelvan es una bendición? ¿Te crees que no salir de fiesta por la noche porque estás casado/a o por otros motivos es una bendición? ¿Cuándo no engañas a hacienda en los impuestos, es una bendición o un miedo a lo del pecado mortal y venial? ¿No miras de reojo a algunos “malos” y te da envidia lo “bien” que les salen las cosas a pesar de ser malos?
Yo soy de los “buenos” y estoy encantado de serlo. Es un regalo estupendo. Si algo me duele es la triste época en la que tuve una cierta doble vida y que en la actualidad no tiendo hacia Jesús al cien por cien, con todas mis fuerzas. (Por supuesto que actualmente soy “de los buenos con agujeros” y estoy encantado de confesarme).

Ave María Purísima.

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