POR CAUSA MÍA…
Oración para preparar nuestra oración:
Señor que durante este día en todas mis obras, mis
palabras, mis oraciones, te reconozca presente y lo haga todo sabiendo que tú
estás a mi lado y me proteges.
Profundizamos en el evangelio.
Lee detenidamente el texto del evangelio y deja que todo
se vaya ordenado, deja que resuene en ti cada palabra, hasta que una vaya
haciendo eco en tu corazón. Para cada uno será distinta. A mí me ha venido
esta… “por causa mía”. La repite dos veces el Señor. Es el centro de todo el
Evangelio, la llamada del Señor a seguirle, a compartir sus trabajos, sus
alegrías, su amor por los hombres.
Por causa suya: os echarán, os perseguirán, os harán
compadecer, os traicionarán, os matarán, os odiaran… No te canses de leerlo y
acéptalo. Mira si alguna vez esto ha pasado en tu vida, si está pasando. Hasta
que no llegue ese momento, nuestro seguimiento del Señor aún no será completo.
Hermanos nuestro en muchas partes del mundo lo están pasando: expulsados,
perseguidos, odiados, asesinados. Y sin renegar de la fe. Solo aman y piden la
conversión de sus perseguidores
Porque se cumple también en quien le sigue el resto de las
palabras del evangelio:
· tendréis
ocasión de dar testimonio,
· yo
os daré palabras y sabiduría,
· con
vuestra perseverancia salvareis vuestras almas.
El que sigue al Señor, afronta el riesgo del seguimiento y
no lo rechaza, se ve confortado y consolado por el Señor. Él nos da fe,
palabras, sabiduría, fortaleza, y perseverancia. ¿Necesitamos algo más para
vivir? Realmente no.
Oración final:
Señor, hazme hoy valiente en tu testimonio, fiel a ti en
mi comportamiento, y perseverante en tu amor hasta el último día de mi vida.