16 mayo 2016. Lunes de la séptima semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

El relato evangélico nos muestra a Jesús llevando a cabo esta curación en dos tiempos: hay primero un exorcismo que le libra del "espíritu impuro" y deja al muchacho como muerto; después, la curación definitiva, hecha más sencillamente a la manera de otras curaciones: “Jesús lo tomó de la mano y lo levantó”.
Nos resultan chocantes las palabras de Jesús respondiendo a sus discípulos: "¡Generación incrédula!; ¿hasta cuándo os tendré que soportar? Denotan sufrimiento en Jesús. Hay como un desánimo en sus palabras. Jesús se encuentra solo, incomprendido, despreciado. ¡Incluso sus discípulos no tienen fe!
Todo esto nos hace penetrar en el alma de Jesús. A fuerza de verle actuar como hombre, acabamos por encontrar muy natural que "Dios" se haya hecho "hombre". Y no acabamos de comprender en qué manera esta "encarnación" fue de hecho un anonadamiento, un encadenamiento, un "descenso: por nosotros los hombres y por nuestra salvación. Bajó del  cielo.
Es seguro que debieron existir momentos en los que a Jesús, su "condición humana" debió serle terriblemente costosa, por los límites que le imponía, y por la promiscuidad que le deparaba. De ahí su lamento: "¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros?”.
El gran sufrimiento de Jesús es que en su entorno las gentes no creen, y Él sabe las maravillas que la Fe es capaz de hacer. “Todo es posible al que cree”.
El padre del muchacho intuye todo esto, y, a la invitación de Jesús, hace una admirable "profesión de Fe"... admirable porque está llena de modestia. Era decirle: "¡Sí, creo! Pero, Señor, ven a robustecer mi pobre fe, pues siento ¡que no creo todavía suficiente!”.
-“¿Por qué no hemos podido echarle nosotros?”. "Esta especie no puede ser expulsada por ningún medio si no es por la oración. El poder de la fe es el poder de la oración.
Los apóstoles por sí mismos, humanamente son radicalmente incapaces de hacer una OBRA DIVINA: su poder les viene de Dios y encuentra su fuente en la oración.

-“El espíritu impuro salió del muchacho dejándolo como un cadáver, de suerte que muchos decían: «Está muerto». Pero Jesús, tomándolo de la mano, le levantó y se mantuvo en pie”. ¿No resulta evidente en este milagro su imagen pascual de muerte y resurrección?

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