“Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es
tu nombre en toda la tierra!”
Hoy sólo contemplar y agradecer
Un icono de la Misericordia:
La Trinidad recibe en su centro a la
humanidad doliente, herida, medio muerta.
Alrededor de la humanidad, envolviéndola, como abrazando al ser humano, están
tres círculos inclinados unos hacia otro, con las tres personas de la
Trinidad: El Padre, El Hijo y El Espíritu.
-El Padre: La más
grande de las tres personas, pone las manos bajo los brazos de la
creatura humana para sostenerla. Pone toda su fuerza para ayudar al ser
humano a alzarse. Besa a la humanidad como Padre misericordioso.
-El Hijo: Al otro
lado del ser humano, El Hijo, que se inclina sobre él y le sirve, en un gesto
que recuerda el lavatorio de los pies. Las llagas nos muestran que es el
Resucitado. Por la Resurrección sabemos que Dios está de parte de los
pobres y excluidos.
-El Espíritu: Alienta
y fortalece el actuar conjunto del Padre y el Hijo, y a la
humanidad sufriente. Es expresión del Amor. En forma de fuego y paloma
está a punto de entrar en el corazón del ser humano para resucitarlo,
darle Vida.
Las tres personas abandonan su propio
círculo en su volverse hacia la humanidad doliente. Salen de sí mismas
para cooperar conjuntamente en su amor a la humanidad y crear así
una unidad de misericordia. El ser humano es sostenido, servido, alentado
y fortalecido por el Amor de la Trinidad.
La vida de san Sergio de Radonega
(1313-1392) estuvo consagrada a la Santa Trinidad. Dedicó su iglesia a la
Trinidad y se esforzó en reproducir una unidad a su imagen en su entorno
inmediato y hasta en la vida política de su tiempo. Reunió a toda la Rusia de
su época alrededor de su iglesia, alrededor del Nombre de Dios, para que los
hombres “por la contemplación de la Santa Trinidad venzan el odio
desgarrador del mundo”.
Después de su muerte, su discípulo san
Nicono encargó al célebre iconógrafo Andrés Rublev que pintara un ícono
de la Santa Trinidad en memoria de San Sergio.
El icono recrea el ritmo mismo de la
vida trinitaria, su diversidad única y el movimiento de amor que identifica las
Personas sin confundirlas. Parece que Rublev respira el aire de la eternidad,
que vive en los espacios del corazón divino y se erige así en sorprendente
poeta del Amor. El icono de la Trinidad se remonta a la oración sacerdotal de
Cristo: “para que todos sean uno... para que el amor con el que me has amado esté
en ellos y yo mismo esté en ellos...” (Jn 17,21-23)
Rublev se inspiró en el pasaje de Gn
18,1-10, conocido como “la hospitalidad de Abraham”.
· Aparecen tres ángeles frente a la tienda de Abraham, en el
encinar de Mambré.
· Se lavan los pies, se reponen del camino.
· Comen la comida que Sara y Abraham les ofrecen generosamente.
· Anuncian un nacimiento inesperado.
Los Padres de la Iglesia han creído ver
en estos tres personajes una prefiguración de la Trinidad.
· Los tres personajes tienen el mismo rostro. El autor expresa así la igual
dignidad de los tres seres. Cada uno lleva además alguna pieza de vestido de
color azul, color del cielo, símbolo de la naturaleza divina que los tres
comparten.
· Pero cada personaje tiene unas características especiales que nos muestran
quién es.