En el día de
hoy celebramos la memoria de San Ángel de Sicilia. Llamo hoy la atención sobre
este santo porque resulta que se trata de uno de los padres de la Orden
Carmelita y, además, su familia se convirtió al catolicismo (eran judíos) por
una aparición de la Virgen María. Fue mártir mientras evangelizaba en Sicilia y
murió perdonando a los que le asesinaron.
Y es que
estamos en el mes de Mayo, en ese breve espacio privilegiado de una semana en
el que la alegría de la Pascua y la belleza del mes de Nuestra Madre se
encuentran. No es un momento cualquiera, en él coinciden las dos grandes
alegrías de un cristiano: la Resurrección del Señor y el cariño de la Virgen, y
debemos aprovechar este momentazo de Gracia que se nos regala.
Primero, no
dejemos escapar estos días finales de la Pascua, parece que la Vigilia Pascual,
con el ajetreo de nuestras vidas, se nos ha quedado ya muy lejos y se nos puede
olvidar que estamos en el momento más alegre del año para un cristiano.
Alegrémonos, ¡el Señor ha resucitado! Nuestro mal, nuestro pecado, ya no tiene
la última palabra, la última palabra la tiene el Amor de Dios. "Una luz
nueva penetra en el mundo y le disputa el terreno, palmo a palmo, a la
noche" (L. Giussani). Esa luz nueva viene a penetrar, luchando cada palmo,
a la noche de nuestra debilidad, a nuestras tinieblas, nos llama y nos salva,
nos redime y perdona. No perdamos la alegría de la Pascua.
Y segundo, el
mes de Nuestra Madre, el mes de Mayo un mes en el que le pedimos a la Virgen
"alas para volar, alto muy alto, sin descansar", para llegar a Cristo
de la mano de María. Para que, cuando lleguemos al Cielo, Jesús nos diga 'mi
Madre me ha hablado mucho de ti'. Ojalá que durante este mes tengamos mil y un
detalles con la Virgen (¿por qué no empezamos hoy?). Ojalá que este mes sus
santuarios se llenen de flores y almas que le recen. Y, puestos a hablar de
santuarios, recordemos nuestro santuario más propio: Gredos. Allí, en una
grieta, Nuestra Madre asiste a la llegada de la primavera mientras espera que
alguno de sus hijos le haga una visita en este mes, aunque sólo sea con el
alma.
Quería
recordar a San Ángel de Sicilia no sólo por ser Carmelita y tener que ver mucho
con la Virgen sino porque también es un mártir de la evangelización. En el
evangelio de hoy vemos que la propuesta del Señor es tan novedosa que a veces
ni los mismos discípulos la entienden en su plenitud, pues ¿si no la entendían
los discípulos qué va a entender el mundo de hoy? Ese es el ejemplo de Pablo en
la primera lectura que, consciente de que lo que predicaba les sonaba "a
chino" a aquellos hombres de los primeros siglos, nunca cejaba en su
empeño de llevar a Cristo, incluso en el trabajo. Y San Ángel de Sicilia igual,
el Señor le requirió en una visión para ir a evangelizar Sicilia y allí se fue,
cumpliendo su cometido como siervo fiel, hasta la muerte y perdonando a los que
lo mataron.
Ojalá nuestra
alegría que exulta en esta breve semana de Pascua en Mayo sepamos transmitirla
a los demás. Terminemos la oración hoy poniendo delante de la Virgen a aquellas
personas por las que queremos que interceda Ella ante su Hijo.