5 mayo 2016. Jueves de la sexta semana de Pascua – Puntos de oración

En el día de hoy celebramos la memoria de San Ángel de Sicilia. Llamo hoy la atención sobre este santo porque resulta que se trata de uno de los padres de la Orden Carmelita y, además, su familia se convirtió al catolicismo (eran judíos) por una aparición de la Virgen María. Fue mártir mientras evangelizaba en Sicilia y murió perdonando a los que le asesinaron.
Y es que estamos en el mes de Mayo, en ese breve espacio privilegiado de una semana en el que la alegría de la Pascua y la belleza del mes de Nuestra Madre se encuentran. No es un momento cualquiera, en él coinciden las dos grandes alegrías de un cristiano: la Resurrección del Señor y el cariño de la Virgen, y debemos aprovechar este momentazo de Gracia que se nos regala.
Primero, no dejemos escapar estos días finales de la Pascua, parece que la Vigilia Pascual, con el ajetreo de nuestras vidas, se nos ha quedado ya muy lejos y se nos puede olvidar que estamos en el momento más alegre del año para un cristiano. Alegrémonos, ¡el Señor ha resucitado! Nuestro mal, nuestro pecado, ya no tiene la última palabra, la última palabra la tiene el Amor de Dios. "Una luz nueva penetra en el mundo y le disputa el terreno, palmo a palmo, a la noche" (L. Giussani). Esa luz nueva viene a penetrar, luchando cada palmo, a la noche de nuestra debilidad, a nuestras tinieblas, nos llama y nos salva, nos redime y perdona. No perdamos la alegría de la Pascua.
Y segundo, el mes de Nuestra Madre, el mes de Mayo un mes en el que le pedimos a la Virgen "alas para volar, alto muy alto, sin descansar", para llegar a Cristo de la mano de María. Para que, cuando lleguemos al Cielo, Jesús nos diga 'mi Madre me ha hablado mucho de ti'. Ojalá que durante este mes tengamos mil y un detalles con la Virgen (¿por qué no empezamos hoy?). Ojalá que este mes sus santuarios se llenen de flores y almas que le recen. Y, puestos a hablar de santuarios, recordemos nuestro santuario más propio: Gredos. Allí, en una grieta, Nuestra Madre asiste a la llegada de la primavera mientras espera que alguno de sus hijos le haga una visita en este mes, aunque sólo sea con el alma.
Quería recordar a San Ángel de Sicilia no sólo por ser Carmelita y tener que ver mucho con la Virgen sino porque también es un mártir de la evangelización. En el evangelio de hoy vemos que la propuesta del Señor es tan novedosa que a veces ni los mismos discípulos la entienden en su plenitud, pues ¿si no la entendían los discípulos qué va a entender el mundo de hoy? Ese es el ejemplo de Pablo en la primera lectura que, consciente de que lo que predicaba les sonaba "a chino" a aquellos hombres de los primeros siglos, nunca cejaba en su empeño de llevar a Cristo, incluso en el trabajo. Y San Ángel de Sicilia igual, el Señor le requirió en una visión para ir a evangelizar Sicilia y allí se fue, cumpliendo su cometido como siervo fiel, hasta la muerte y perdonando a los que lo mataron.

Ojalá nuestra alegría que exulta en esta breve semana de Pascua en Mayo sepamos transmitirla a los demás. Terminemos la oración hoy poniendo delante de la Virgen a aquellas personas por las que queremos que interceda Ella ante su Hijo.

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