20 mayo 2016. Viernes de la séptima semana de T.O. – San Bernardino – Puntos de oración

Como dice el evangelio de hoy, en nuestra oración nos vamos a acercar a Jesús para escuchar sus enseñanzas: “otra vez se le fue reuniendo gente por el camino, y según costumbre les enseñaba”.
Leamos las tres lecturas de hoy como enseñanzas de Jesús dirigidas a nuestro corazón.
Tres consejos sobre nuestra vida de relación entre los hombres y una afirmación que nos llena de paz en la carta de Santiago: no quejarse los unos de los otros, tener paciencia y no jurar. Y en medio del texto la revelación más importante sobre el ser de Dios: “el Señor es compasivo y misericordioso”. Si, este es el verdadero evangelio de Jesucristo, el rostro del Padre que Jesús ha venido a mostrar.
El salmo 102 es también para leerlo y rezarlo despacio. Gira sobre esta misma idea: el Señor es compasivo y misericordioso.
Es una ocasión para irse parando en cada frase y llenarla con el contenido de nuestra propia vida para dar gracias a Dios:
  • “No olvides su beneficios”: ¿qué me ha dado el Señor?
  • “Perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades… te colma de gracia y de ternura”: ¡Cuantas veces lo he experimentado y lo vivo cada día!
  • “El Señor es compasivo y misericordioso”: es la verdad que tiene que calar en mi corazón.

La enseñanza de Jesús en el evangelio habla de comunión, la comunión esencial entre un hombre y una mujer al formar una familia. Frente al legalismo y a la hipocresía de los fariseos, que quieren justificarse poniendo como referente la ley de Moisés Jesús nos presenta el plan amoroso del Padre sobre el ser humano llamado a vivir en comunión: “Al principio de la creación…”
Como los discípulos que volvieron a preguntar a Jesús sobre el tema del matrimonio, volvamos nosotros a sentarnos al lado de Jesús y escuchemos lo que tiene que decirnos sobre el corazón del Padre.

Repitamos durante toda la oración un único pensamiento: El Señor es compasivo y misericordioso.

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