21 mayo 2016. Sábado de la séptima semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Sábado del mes de mayo, día de la Virgen en el mes de la Virgen. Comencemos nuestra oración con ella, desde ella y en ella.
Entramos en la casa de Nazaret, en una habitación pequeña, con María cosiendo unos cuantos agujeros que tiene la ropa de Jesús por estar jugando por los suelos, cose sin perder ojo de su Jesusito, que está un poco más alejado, aprende de él, le ama.
Nos paramos nosotros también con María a observar a Jesús niño, de 3 o 4 años, a observar cómo son los niños, a los cuales nos tenemos que parecer si queremos ir al cielo.
Está jugando con un par de palos y unas cuantas piedras, es creativo y no necesita de muchas cosas. Va dejando caer risas y sonrisas, es alegre y deja verlo. Se despista con las cosas que pasan, el pajarillo que entra por la ventana, los animales que se mueven, los sonidos. Todo le resulta nuevo, se deja sorprender, valora cada pequeño detalle que descubre. No está preocupado por lo que va a comer o que hará mañana, vive el momento presente, confía en que su madre está cerca y que cualquier cosa ella lo puede solucionar, sabe que si quiere saber algo sólo tiene que correr al taller de su padre y preguntarlo porque José lo sabe todo.
María y José le observan y  van descubriendo a Dios, les llena de alegría ver sus sonrisas y las cosas que hace, les encanta que les pregunten cosas y que corra por toda la casa llenándola de alegría, llenándola de Dios. Y transmite todo esto, sin ningún discurso, sin ningún descubrimiento sobrehumano, en el día a día, en lo sencillo. Los niños son sencillos.

Volvamos a María, pidámosle que nos ayude a ser como niños, que no compliquemos las cosas, que no andemos agobiados por las cosas de la vida, que nos sintamos seguros conscientes de que ella nos cuida.

Archivo del blog