9 mayo 2016. Lunes de la séptima semana de Pascua – Puntos de oración

Jesús ha vencido al mundo.
Me pongo en presencia de Dios. Estoy en el mes de mayo.
María es la puerta de la Misericordia.
Los discípulos, tan tardos para comprender otras palabras de Jesús, parecen haber entendido perfectamente las que Jesús acaba de dirigirles: “El Padre os ama… porque vosotros me amáis y habéis visto creído que yo he venido del Padre. Pero Jesús aludiendo a su pasión y su abandono por los suyos, les advierte que creer en él no se reduce a entender el significado de sus palabras. Comportará que el Resucitado les salga al encuentro, le abra los ojos de la fe y les comunique su Espíritu para que le reconozcan como le reconoció Juan ¡Es el Señor!, o Tomás “¡Señor mío y Dios mío!
A nosotros, los discípulos de ahora nos sucede lo mismo. No le conocemos solo por conocer los detalles de su vida y aceptar la doctrina sobre su identidad. Necesitamos encontrarnos con él, reconocer en él la revelación de amor infinito de Dios, que siempre está con él, que nunca, ni siquiera en la cruz, lo ha dejado solo, porque acogió la vida que Jesús al morir puso en sus manos. Necesitamos acoger ese amor que ha vencido la muerte y el mundo, y dejarnos penetrar toda la persona, toda la vida, por ese amor que nos abre a todos y nos salva.” Pero Señor, “Yo soy”, dinos tan solo, dinos “Yo soy” para que en paz vivamos, No en soledad terrible, sino en tus manos.
(Adaptada de Unamuno)
El próximo domingo celebramos la fiesta de Pentecostés.
La lectura nos dice. ¿Recibiste el Espíritu Santo al aceptar la fe?
Recordemos el sacramento, cuando Jesús entró en nuestra vida.
Si te ayuda, recita en el rato de oración: ¡Ven Espíritu Santo!

¡Madre de misericordia ayúdame!

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