Empezamos nuestra oración invocando
al Espíritu Santo: “Ven Espíritu Divino e infunde en nuestros corazones el
fuego de tu amor”.
Una vez que ya nos hemos puesto en
presencia de Dios pidiendo la asistencia del Espíritu Santo, podemos repetir al
Señor lentamente y varias veces: “Ven Señor Jesús, ven Señor Jesús, …”.
Unos días antes de que acabase 2017
escuché que como Palabra del año 2017 había sido elegida:
aporofobia; es decir miedo, rechazo o aversión a los pobres. Y es cierto. Por
extraño que parezca sucede y mucho, y eso que se supone que vivimos en España y
somos uno de los países más solidarios de mundo. Lo vemos día a día, cuando
paseamos por las calles de nuestras ciudades, yendo a trabajar o a estudiar, la
gente ve un pobre y pasa de largo sin más, con la excusa de las prisas o del
qué dirán; vamos, un desprecio. Cristo está sufriente en ellos y pasamos de
largo. Quizás una anécdota de este tipo, como es la Palabra del
año, nos pueda ayudar a reflexionar y a preguntarnos cómo es nuestra
relación con los pobres y necesitados, en el fondo: ¿cómo es mi relación con
Cristo, con Cristo sufriendo en los pobres? ¿Me está llamando Cristo cuando los
veo en la calle? ¿Por qué me preocupo de mis cosas y no hago caso a su llamada?
Recordemos: “En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos
míos más pequeños, a mí me lo hicisteis”.
En el Evangelio que se nos propone en
las lecturas del día, observamos los prejuicios que la familia de Jesús con el
propio Cristo. Jesús realiza la misión por la que ha sido enviado. Atiende a la
gente e incluso sin tiempo para comer. En cambio, su propia familia no entiende
lo que hace y le prejuzga llamándole loco, diciendo que no estaba en sus
cabales. Algo así nos pasa a nosotros con los necesitados. Del mismo modo que
la Jesús era prejuzgado por su familia, nosotros podemos llegar a prejuzgar a
los pobres. No nos interesa entender por qué están en la calle, no va con
nosotros e incluso prejuzgamos su situación.
María Santísima, buena madre, danos
un corazón limpio y entregado como el tuyo para que tengamos una mirada
cristalina para poder ver a Cristo en los necesitados. Que no prejuzguemos y
sepamos darles una palabra de Esperanza.