Nos ponemos en presencia de Dios y pedimos auxilio al
Espíritu Santo para que sea Él quien haga la oración en nosotros.
“¿Qué buscáis?”... Es la pregunta que nos hace hoy el Señor en el
evangelio. Pero podríamos dar un paso más si ponemos la pregunta en primera
persona: ¿Qué buscas?... Estemos atentos a la resonancia
que podría provocar esta pregunta en nuestro interior. Se nos va la vida en
la respuesta. ¿Qué busca el hombre o mujer del siglo XXI? ¿Qué busca un
cristiano? ¿Qué busco yo en esta vida?... El Señor quiere conocer
nuestras intenciones más profundas, tocar las fibras más sensibles de
nuestro ser, quiere que le manifestemos nuestras motivaciones, deseos, ideales…
Los dos discípulos se sintieron interpelados ante la pregunta de Jesús, que
nos dejemos también interpelar por Él… en un momento de silencio le decimos
nuestra respuesta.
Y sin pensarlo mucho le dicen: ¿Dónde vives?...
pienso que quedaron cautivados ante la mirada del Maestro, querían conocerle,
estar con Él. Impresiona cómo el evangelista San Juan presenta en este diálogo
tan sencillo quizá una de las cuestiones más profundas sobre el ser humano: el
sentido de la vida… “Él les dijo: Venid y lo veréis” El Señor
los llamó a estar con Él, y en ese estar con Él, los discípulos encontraron el
sentido de sus vidas. También a cada uno de nosotros, en algún momento de
nuestra vida, Jesús nos ha hecho el mismo llamamiento, en nuestra trayectoria
personal hemos sentido ese toque suyo, ante el cual nos hemos quedado en Su
casa y ya no hemos querido salir. Podemos recordar ese momento y quedarnos en
acción de gracias a Él, por abrirnos las puertas de su corazón, por estar siempre
dispuesto a recibirnos con misericordia.
Sin duda, fue el llamado que recibió San Manuel González,
el apóstol de los sagrarios abandonados, cuya fiesta celebramos hoy. Descubrió
que Jesús verdaderamente vivía en el Sagrario y lo dejó todo para seguirle.
Pidámosle a este santo obispo la gracia de responder con generosidad a lo que
el Señor nos pida.