Espero que te ayuden estas
palabras que te pongo a continuación para llevar a cabo con fruto este rato de
oración. Sería bueno, si es posible, que realices tu rato de oración delante de
Cristo en la Eucaristía. Si no es posible porque no cuentas con esta
posibilidad, dedícale este tiempo al Señor en la soledad acompañada por Él.
Empezamos nuestra oración invocando
al Espíritu Santo: “Ven Espíritu Divino e infunde en nuestros corazones el
fuego de tu amor”.
La lectura del libro del Apocalipsis
que la Iglesia nos regala hoy, nos habla del inmenso amor que Dios nos tiene. A
través del ángel, Dios nos empuja a convertirnos; nos dice “Conozco tu
conducta; tienes nombre como de quien vive, pero estás muerto. Ponte en vela,
reanima lo que te queda y está a punto de morir”. Así que ¡ánimo!, ponte en
camino, en el camino de la conversión. La conversión, es un don que hay que
pedirle a Dios, y el beneficio que se gana con ello es mucho mayor porque
estaremos junto a Él. Nos lo dice el libro del Apocalipsis “El que venza se
vestirá todo de blanco, y no borraré su nombre del libro de la vida, pues ante
mi Padre y ante sus ángeles reconoceré su nombre”.
Dios nos está llamando, para que
volvamos la mirada hacia Él y nos convirtamos a su Amor; y como nos dice en
otro lado la lectura: “Estoy a la puerta llamando: si alguien oye y me abre,
entraré y comeremos juntos”.
Hay una canción, Tengo sed (https://iesucommunio.com/tengo-sed/ ),
de las hermanas de Iesu Communio que te puede ayudar a hacer
oración sobre esta misma idea. Te la pego debajo:
Mira que estoy a la puerta y llamo,
estoy a la puerta de tu corazón de
día y de noche.
Te conozco como la palma de mi mano,
conozco tus heridas, Yo las llevé
antes que tú,
y conozco sobre todo tu necesidad de
amor.
Ábrete a Mí, ven a Mí,
ten sed de Mí, dame tu vida.
Confía en Mí, pídeme que entre,
que tome tu ser y lo haré.
Te prometo ante mi Padre que haré
milagros contigo.
Tengo sed, tengo sed de amarte y de
que me ames.
¿Tienes sed?, te amo como nunca
imaginaste.
Tengo sed, tengo sed de amarte y de
que me ames,
no hay nadie para Mí más importante.
Toda tu vida he deseado tu amor
y tú te olvidas de Mí, te olvidas de
Mí.
Busco a cada momento tu corazón,
¿te es difícil creer esto?, entonces
mira la cruz,
mira mi corazón traspasado por ti.
Ábrete a Mí…
Ven a Mí, ven con tu deseo de ser
amada,
ven a Mí, ábreme tu corazón ahora
mismo más que antes.
Mírame que estoy a la puerta y llamo,
ábreme porque tengo sed de ti.
Ábrete a Mí…
El Señor nos ha venido a buscar para
llevarnos a su mesa y calmar nuestra sed de amor. Ha venido buscar lo que
estaba perdido. Él es el amor más grande.
Le pedimos a la Virgen María que
interceda por nosotros, nos lleve de la mano en este camino de conversión y de
descubrir el amor de Dios.