25 noviembre 2018. Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo (Ciclo B) – Puntos de oración


En la Biblia aparecen, en distintos pasajes, las vidas de muchos Reyes que marcaron un antes y un después en el pueblo judío. La acción de Dios pasa por todos ellos de muy diversas formas.
Ser bendecido y amado por Dios no implica una vida sin dificultades, sin momentos dolorosos, sin persecuciones o batallas en la que gana o se "pierde" aparentemente todo. Pedimos ser dóciles al plan de Dios para con nosotros.
En las lecturas de hoy, la figura de Cristo da un giro inesperado. La vida se Jesús deja de verse como la vida de "un judío más", para ser la vida de Jesús: Rey de los judíosPedimos reconocer a Jesús como Rey nuestro.
La afirmación de que Jesús es Rey no termina de aclarar las ideas a un Pilatos que quiere ver, con los ojos de los hombres, lo que solo se puede ver con los ojos del alma. Pedimos fe, para reconocer a Dios en el prójimo.
Ambos tienen autoridad, uno para castigar injustamente, otro para perdonar los pecados; uno para desentenderse de la vida de un hombre inocente, otro para cargar con las culpas de toda la humanidad; uno para someter al pueblo judío bajo la soberanía del César, otro para hacernos partícipes del reino de Dios en la tierra; uno buscando sus propios intereses, otro defendiendo la verdad. Pedimos fuerza y valentía para optar por el seguimiento del Rey Eternal.
Nuestra vida puede parecerse, en ciertos momentos, al dialogo entre Jesús y Pilatos. Queremos ser nosotros los que hagamos las preguntas a Dios sin importarnos las respuestas. Queremos ser nosotros los que marquemos los tiempos de nuestro dialogo con Dios, y nos enojamos cuando no recibimos respuesta o cuando no terminamos de entender que nos quiere decir el Señor. Pedimos paciencia, humildad y perseverancia en la escucha de la voz de Dios en nuestra vida.
Dejemos que Jesús, Rey del Universo, nos ilumine con la verdad, y nos conceda la gracia de seguirle y serle fiel; haciendo que su reino esté en el mundo sin ser del mundo. Pedimos la santidad en el día a día.
Celebra con gozo esta solemnidad con la que concluimos el año litúrgico, dentro del marco de la campaña de la Inmaculada. Buscando experimentar el amor de Jesús a través del amor de su Madre: la Virgen.

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