Acabamos de celebrar el último domingo
la fiesta de Cristo Rey. Bastaría leer las “Semblanzas” de este día y la del
primer domingo de Adviento para ponernos a tono en esta Campaña de la
Inmaculada que estamos viviendo en las cuatro semanas que la rodean.
Yo me preguntaba en la primera ¿Qué
puedo hacer que la haga distinta, como la primera que fue inolvidable y marcó
todas las que se han ido siguiendo? Y parece que la pregunta era Ella quien me
la hacía a mí: “¿En qué me puedes ayudar?” Y cogiendo el folleto tan bien
preparado para vivirla, hasta en la letra grande que todo el mundo a quien
presento el folleto agradecido me lo dice no solo por el contenido sino también
por la presentación lo manejable, me volví sobre los cuatro puntos de las cuatro
semanas: reflexión y constancia para la primera, cumplimiento del deber para la
segunda, reforma de carácter para la tercera y paciencia para la cuarta; es
decir, no cansarse nunca de estar empezando siempre, como la
primera los cuatro puntos cardinales del “Forja” ese tesoro escondido que a
tantos que lo hemos leído y tratado de vivir a lo largo de la vida y tanto bien
nos ha hecho y hemos visto que han hecho a los demás y queremos seguir
impregnando y contagiando a los jóvenes, como manifestaba alguno en los puntos
que nos enviaba no hace mucho.
1º Reflexión: “Mira que todo se ha de acabar”, que no quedará
piedra sobre piedra como nos dice Jesús en el Evangelio de estos días. “El
tiempo pasa, la eternidad se acerca y las almas se condenan”, Sin darnos
cuenta, la vida se nos va y la Virgen siente como las almas no se acercan a la
fuente de la Vida que es su Hijo y siempre tan cariñosa nos pide en qué la
podemos ayudar como es lo que tenemos en la segunda semana:
2º Cumplimiento del deber, empezando por un horario sin pérdida de un minuto,
en el trabajo, en el estudio, en la casa en las tareas, en clase, en el
apostolado. Hagamos ese poquito que hay en mí y puedo hacer. No perder el
tiempo, empezando con un buen rato de oración cada mañana, que me ordenará todo
el día y luego tendré tiempo para participar en las actividades de la Milicia
que son de Santa María, que cuando no asisto algo está fallando en mí. Y me
pregunta: “¿Me puedes ayudar?”. Responde sí como Ella respondió al ángel.
3º. Reforma del carácter. En campamento descubriste el defecto dominante,
ahora es momento de volver y no cansarse de corregir aquello, teniendo a tan
gran valedora que nos lo pide.
4º Paciencia: Un año se acaba, una historia concluye… el tiempo se
esfuma, sólo Dios permanece para siempre y Cristo Rey impera para siempre en la
eternidad sin fin.
Digamos con santa Teresa, “Nada te
turbe… Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene nada
le falta, sólo Dios basta.” Solo Dios basta, démonos del todo a ÉL que la
Virgen nos acompaña y Ella, lo sabemos muy bien, nunca falla.