«Invita a los pobres»
Es para honrar a nuestro Señor, para
entrar en sus sentimientos, para estimarlos, hacer lo que él ha hecho y
ejecutar lo que ha ordenado. Sin embargo, sus sentimientos más grandes han
sido, el cuidado de los pobres para curarlos, consolarlos, asistirlos y
encomendarlos; éste era su deseo. Y él mismo ha querido nacer pobre, recibir en
su compañía a los pobres, servir a los pobres, ponerse en el lugar de los
pobres, hasta llegar a decir que el bien y el mal que hagamos a los pobres, lo
considerará como hecho a su persona divina (Mt 25,40). ¡Qué amor más tierno
podría manifestar hacia los pobres! Y ¿qué amor, os ruego, podemos tener por
Él, si no amamos aquello que Él amó? Tanto, que éste es el tipo de amor, para
amar a los pobres; es el bien servir, y es honrarlo como él quisiera que le
imitáramos...
Ahora
bien, si este bondadoso Salvador, se siente honrado por esta imitación, ¡cuánto
más nosotros, debemos considerar un gran honor parecernos en esto a él! ¿No os
parece que este es un motivo muy poderoso para renovar vuestro primer fervor?
Para mí, creo que debemos ofrecernos hoy a su divina Majestad..., de suerte,
que se pueda decir ahora de vosotros que es "la caridad de Jesucristo la
que os apremia» (2Co 5,14).
San Vicente de Paúl (1581-1660)
Presbítero, fundador de la
Congregación de la Misión y las Hijas de la Caridad
Extracto del informe sobre el estado
de las obras, 11/07/1657
Te pedimos hoy Señor que nos des tu
mirada para mirar como hijo de Dios a todo el que pase a nuestro lado,
especialmente los más necesitados; tu caridad y entrega para dedicar
tiempo a aquellos que lo necesitan; y tu corazón para que los amemos como Él lo
hizo.
Todo ello Señor, concédenoslo hoy y
durante toda nuestra vida para que esto se convierta en nuestro estilo de vida.
¡Gracias Señor!