3 noviembre 2018. Sábado de la XXX semana del T. Ordinario – Puntos de oración – San Martín de Porres


Hoy, la Iglesia, nos propone a S. Martín de Porres. Todo un ejemplo de coherencia entre el amor a Dios y a los hermanos con los que camina. Amor, que incluso se desborda en un trato exquisito a los animales, a los que cuida, cura y alimenta en lo que puede. Con las lecturas de hoy, S. Martín nos anime a profundizar en nuestro ser de Cristo
Así, en la primera lectura, se nos muestran esos trazos tan marcados de S. Pablo; anunciar como sea a Cristo,… lo espero con impaciencia,… Cristo será glorificado en mi cuerpo… para mí la vida es Cristo,… deseo partir para estar con Cristo,… quedarme en esta vida veo que es más necesario para vosotros. (7 veces menciona a Jesús, en un párrafo de 9 líneas).
El de Pablo es un amor totalizante, ardiente y anhelante hacia Cristo. Pero, puesto a elegir dónde estar en ese momento, se inclina por el fruto que puede dar; siento que me quedaré y estaré a vuestro lado, para que avancéis alegres en la fe. ¡Qué síntesis tan estupenda entre oración y acción, entre amor a Dios y al que tenemos al lado!
El Salmo, vuelve a recordarnos cómo debemos “hornear” (en boca de Sta. Teresa), en el amor al Señor; mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo.  Deseos que se hacen impaciencia por verle pronto: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? Puede parecer que con esta actitud quedamos aislados de la realidad. Desde luego que Jesús, el Maestro, enseña algo bien distinto en el evangelio. Observa que algunos invitados buscan ocupar los primeros puestos y les pone una parábola para indicar cuál debe ser la verdadera actitud: porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
Vamos a encomendar a nuestra Madre, maestra y modelo, el equilibrio inestable, entre contemplación y acción, entre implicarnos con nuestros hermanos sin dejar de mantener la llama ardiendo del amor a Dios en el corazón.

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