Todavía tenemos muy reciente la fiesta
de Cristo Rey que celebramos el domingo pasado.
En los Ejercicios Espirituales nos
propone san Ignacio al inicio de la 2ª Semana, el Reino; El llamamiento
del rey temporal ayuda a contemplar la vida del Rey Eternal.
En el nº (95) del libro de los EE al
final del párrafo nos dice: “… por tanto, quien quisiere venir conmigo
ha de trabajar conmigo, porque siguiéndome en la pena también me siga en la
gloria”.
En este rato de oración el Señor me
concreta en qué consiste su seguimiento. Escuchemos el texto del Evangelio que
hoy nos propone la Liturgia. Si le quiero seguir, esta es la causa. Y estas las
consecuencias:
- Os perseguirán entregándoos a la cárcel y haciéndoos
comparecer ante reyes y gobernadores.
- Este es vuestro testimonio.
- Pero yo prepararé vuestra defensa y nos os podrán
contradecir ningún adversario.
- Todos os odiarán a causa de mi Nombre.
- Pero confiad en mí, ni uno sólo de vuestros cabellos
caerán sin mi consentimiento.
- Por vuestra perseverancia (por vuestra constancia)
salvaréis vuestras almas.
Muchas veces cuando nos sobrevienen las
dificultades nos preguntamos por qué debemos asumirlas y nonos rebelamos. Nos
recuerda san Pablo: Todo concurre para bien de los que aman a Dios.
Nuestro dolor se convierte en testigo
elocuente de su misericordia para con todos.
Mirando a la Virgen Inmaculada, figura
central del Adviento nos ayude a vivir la voluntad de Dios.