Contemplamos a Jesús en medio del mundo:
tiene un mensaje que decir hoy y lo dice con gran entusiasmo.
Con esa convicción y esa sencillez
debemos anunciar también nosotros el Evangelio, sobre todo a través de nuestras
obras y ejemplos de vida.
Nos invita a una confianza plena en Él;
¡qué gran alegría es tenerle!
¿Quién puede prometerte más? Búscame y
me encontrarás, llámame y te abriré, pídeme y te daré ¿Y por qué está
gratuidad? porque te ama; como nadie puede hacerlo.
Por último, nos insta a pensar en los
demás: ver cómo me gusta que me traten para tener una guía de cómo tratar
a los demás.
Ver con qué infinito cariño nos trata
Dios para tratar nosotros así a los demás.
Santa María, Madre de Dios: muéstranos tu confianza y sabiduría
acompañando en esta Cuaresma a Jesús.