El Señor busca interceder por nosotros,
pero no siempre le dejamos, queremos ser nosotros los protagonistas.
Pensamos: “No lo pido [un signo], no
quiero tentar al Señor”, pero en verdad queremos decir: “Señor déjame hacer las
cosas por mi cuenta, sin depender de Ti”.
Podemos llegar a dejar que nuestra
voluntad sea la única protagonista, incluso en los momentos más críticos de
nuestra vida. Queremos prescindir de Dios; queremos vivir sin los signos de
Dios a pesar de que nuestra propia vida es un signo del amor de Dios.
El salmo nos recuerda cuál es el
horizonte de nuestras vidas: “Hacer Tu voluntad”; y lo hace concretándolo en 3
puntos:
• Responder a la llamada de Dios: “aquí
estoy”.
• Cumplir la ley desde el corazón.
• Dar testimonio de Jesús allá donde nos
encontremos, con confianza en el Señor.
Hoy, en el día de la Anunciación, el
Evangelio nos da uno de los mejores ejemplos de humildad, búsqueda de la
voluntad de Dios, de una confianza plena en el Señor... María reconoce su
pequeñez y deja que Dios actúe en su vida.
Descubramos hoy el deseo de Dios de
actuar en nosotros, reconozcamos nuestra necesidad de su misericordia y dejemos
que El haga obras grandes en nosotros.
Pedimos a nuestra Madre la Virgen, la
toda llena de Gracia, que interceda por nosotros.
Amén.