La ORACIÓN es la mejor siembra de las semillas del amor,
que produce cosechas de felicidad de salvación, y de gloria de Dios.
Nos ponemos en presencia del Señor y nos
acercamos a San José.
Las lecturas nos llenan de esperanza y
alegría.
Apoyado en la esperanza, creyó contra
toda esperanza.
«José, hijo de David, no tengas acoger a
María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo.
Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su
pueblo de los pecados».
El hombre justo es el que cumple la
voluntad de Dios. El que está atento a lo que a Él le agrada para conducir sus
acciones en esa dirección, porque ha hecho de Dios su forma de vivir. San José
es ejemplo de hombre justo porque, habiendo tomado una resolución, dada la
situación de María, cambia de criterio con docilidad porque ha entendido que el
querer de Dios es otro. Que él forma parte del plan divino que conduce a la
salvación de los pueblos. Es una ocasión para reconocer en qué medida entra
Dios en nuestras decisiones hasta el punto de cambiar nuestra voluntad por la
suya.
Se dicen pocas palabras sobre San José,
pero son suficientes para reconocer su valor. Aquí el evangelio afirma que “era
un hombre justo”. En la biblia esta palabra expresa mucho, porque significa que
la persona vive en su vida la santidad de Dios, es fiel y agradable al Señor.
Pero el ejemplo que nos muestra para reconocernos esa justicia de José es su
misericordia. El que estaba comprometido con María pensaba que ella había
quedado embarazada de otro hombre. Para no denunciarla y exponerla a la muerte,
prefería escapar y aparecer como un padre que abandona a su familia. Con este
acto de amor y compasión, José arruinaba su vida, perdía todo, se convertía en
un vagabundo, solo para proteger a María. Después, toda su vida estuvo dedicada
a cuidar a María y a Jesús. Es el patrón de la buena muerte porque dicen muere
entre los brazos de Jesús y de María.
El Papa Francisco, tiene una gran
devoción por San José y justamente afuera de la habitación 201 de la
Casa Santa Marta, en uno de los dos nichos de madera oscura con un pedestal de
mármol, hay una estatua del santo a cuyos pies el Papa deja papelitos
con peticiones de gracias escritas por él mismo. Cuando los papelitos
se vuelven demasiados, porque «el Santo Padre hace trabajar mucho a San José»,
la estatua se levanta un poquito...
A otros santos parece les dio el Señor
gracia para socorrer en una necesidad. De este glorioso santo tengo por
experiencia que socorre en todas las necesidades y que quiere el Señor darnos a
entender que, así como le fue sujeto en la tierra, así en el cielo hace todo
cuanto le pido… Paréceme que cada año en su día le pido alguna cosa y siempre
la veo cumplida (Santa Teresa, Vida c, 6)
San José, esposo de la Virgen, custodio
del Señor, llévanos a María y por María a Dios.
Le pedimos a San José que nos de fe,
esperanza y caridad para vivir con Jesús el tiempo que nos queda de Cuaresma, y
vivir la Semana Santa y el gozo de la Pascua.