Estamos tan solo a un día de haber
comenzado la Cuaresma, tiempo de Gracia de Dios y de conversión por nuestra
parte… Creo que todos somos conscientes de esto, y por eso vamos a poner los
medios necesarios, para que no se nos escapen las bendiciones de Dios en estas
semanas…
Conversión es la primera y la última
palabra del Evangelio, quien la comprende se encuentra siempre en un proceso de
transformación interior en Cristo. La conversión es la obra de toda nuestra
vida aquí en la tierra, pues sabemos cuándo empieza, pero no sabemos cuándo
terminará…
Hoy hemos escuchado en el evangelio el
primer anuncio de la Pasión del Señor en el capítulo 9, versículo 21 y
siguientes… Pronto escucharemos el segundo, en el mismo capítulo 9 versículo 44
y siguientes…, y así llegaremos al tercer anuncio en el capítulo 18, versículo
31, ya a punto de entrar Jesucristo en Jerusalén…
¿Por qué fueron necesarios tres anuncios
de su Pasión...? ¿Por qué fueron tan lentos de comprensión sus discípulos…? Lo
fueron ellos y lo somos también nosotros, a pesar de que han pasado ya XX
siglos de historia de la Iglesia...; pues no hay nada que peor se entienda,
como el sentido del sufrimiento y el por qué del sufrir, cuando no se tiene una
visión de fe en la vida…
Es cierto que Dios no nos creó para
sufrir, y que el sufrimiento es posterior a la creación del hombre; pero fue
precisamente el hombre cuando peco, cuando el conoció el sufrimiento… Por el
pecado del hombre entro la muerte en la vida, y con la muerte el sufrimiento…
¿Qué es lo que hará Jesucristo con su
encarnación, ante esta realidad y limitación humana...? No suprimirá el
sufrimiento, sino que lo llenará de contenido, de sentido y transcendencia…
Después de la Pasión del Señor y de su muerte, el hombre seguirá sufriendo y
muriendo..., pero con transcendencia de eternidad… ¡Jesucristo dio valor al
sufrimiento, sufriendo El por nosotros, y con su muerte nos redimió...!
Pidamos unos por otros para que no
suframos en balde y sin sentido..., sino con transcendencia de eternidad y
mérito… Nada es inútil en nuestra vida, si lo vivimos con Fe, en Esperanza y
con una gran Caridad…
Negarse uno a sí mismo y tomar la cruz
de cada día, es la condición para seguir de cerca a Jesucristo, y alcanzar por
El no solo nuestra salvación, sino también nuestra santificación personal…
¡Salve oh Cruz bendita, madero santo, que cargo nuestro amado Jesús, y
nos configura con El...!