“Por último, les mandó a su hijo”
Jesús es “el hijo” que el amo de la viña
ha mandado en el colmo de confianza hacia los trabajadores de la viña frente a
los empleados que representan a los profetas. Esta parábola tiene un sentido
cristológico impresionante. Nos dice quién es Jesús como en el evangelio de
Juan cuando dice: “tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo único”. Sí,
Jesús es el Hijo eterno del Padre que ha sido enviado para que tengamos vida y
vida abundante.
El tiempo de cuaresma es tiempo de
renovar nuestra fe. La fe purifica nuestra inteligencia con la verdad revelada,
como la esperanza la memoria y la caridad la voluntad. Sí, la cuaresma es
tiempo de renovación de nuestra vida cristiana en su integridad.
“lo sacaron fuera de la viña y lo
mataron”
La verdad de nuestra redención pasa por
la cruz. Jesús nos habla de su Pasión de múltiples formas: mediante sus
anuncios explícitos que estructuran una parte de los evangelios sinópticos,
mediante alusiones implícitas: “les arrebatarán al novio”, o el evangelio de
hoy en este versículo. En el Gólgota, fuera de la ciudad, fue crucificado el
Señor para nuestra redención; misterio de la iniquidad humana y de la piedad
divina. Jesús “dio su vida en rescate por muchos”
“Recordad las maravillas que hizo el
Señor”
En medio de lo trágico de esta parábola
y a la luz de la resurrección, proclamamos con el salmo las maravillas que el
Señor ha hecho por nosotros. Memoria agradecida por que por mí el Señor va a la
Pasión. La inserción de Dios en la historia lo renueva todo por caminos
insospechados fruto de la creatividad de su Amor.
Dejémonos en este tiempo de cuaresma
conmover de tal forma que Dios cobre mayor relevancia en nuestras vidas; pide
hoy en tu oración cómo hacerlo realidad.
Con el “Magníficat” de María hagamos que
nuestra generación cante también las misericordias del Señor.