Siempre es necesario hacer un esfuerzo
para ponerse en la presencia de Dios al comenzar nuestro rato de oración:
sentir a Dios cerca, que te rodea por todos los lados, que se te hace más
presente. Si estás en una capilla, delante de un sagrario, háblale con mucho
cariño y cuéntale todas tus cosas.
Hoy son muchos los motivos para hacer
nuestro rato de oración. En primer lugar, la fiesta de hoy: San Juan de Dios.
Un santo portugués que desarrolló toda su actividad en España en nuestro siglo
de oro; más en concreto en Granada. Dedicó su vida a la atención de los más
pobres de entre los enfermos; la vida de santa Teresa de Calcuta nos recuerda
mucho su vida.
En segundo lugar, las lecturas de la
misa que nos adentran en la recién comenzada cuaresma. Los sacrificios y las
penitencias son necesarios en este tiempo, pero tienen que estar cargados de
sentido. No comer carne un viernes, hoy no es ningún sacrificio; hasta hay
corrientes que propugnan la abstinencia total de la carne como más saludable.
Te invito a vivir este sacrificio como un detalle de amor: estar pendiente hoy
viernes de no comer carne es una invitación a estar pendiente del Señor y hacer
continuos actos de amor.
Por otra parte, Jesús critica con
vehemencia la insistencia de los fariseos en observar las obras de la Ley, con
sus sacrificios y costumbres. Hoy también nosotros nos podemos perder en esa
maraña de normas sin ir al fondo de la cuestión “Un corazón contrito y
humillado, Tú Señor, no lo desprecias”. “Quiero misericordia y no sacrificio”.
Y una vez que tenemos claro qué es lo importante de este tiempo, también es
necesario entender que vivir una vida sacrificada y mortificada también forma
parte del mensaje del Señor.
En tercer lugar, hay que recordar que hoy el mundo vive de una forma
especial el día de la mujer trabajadora y podemos tener en nuestro corazón el
recuerdo de una mujer que tanto ha significado en nuestra vida: La Virgen
María. Todos los católicos somos feministas de esta Madre porque sabemos lo
importante que es y ha sido en nuestra vida. Ella es ejemplo de mujer que nos
sirve para todos; imitarla es lo mejor que podemos hacer. Termina tu rato de
oración contemplando y pidiendo ayuda a la Madre que sabemos nos quiere con
locura.