El Evangelio que hoy nos presente la
Iglesia, a tan solo dos días del comienzo de la Cuaresma, nos interpela en dos
direcciones: La primera, la vocacional; y la
segunda, el lugar que ocupan en nuestra vida, lo que podemos llamas "las
riquezas"... Vamos a intentar hacer nuestra oración en este día sobre
estos dos puntos, por ver si podemos sacar algún provecho...
Todos buscamos como llegar a la vida
eterna, pero no todos damos con el camino
correcto y personal, que Dios ha soñado para que nosotros la alcancemos... La
vida eterna es el final bueno y laudable que deseamos..., todos lo queremos,
pero los medios que debemos poner y emplear para llegar..., nos parecen a veces
difíciles o simplemente nos asustan...
La primera pregunta, que nos surge en
automático, es esta: ¿Es que no basta con ser bueno, es
decir con cumplir los mandamientos...? ¿Es que uno no puede ser bueno y al
mismo tiempo ser rico? Pero el decir de Cristo es este: "Una cosa
te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro
en el cielo, y luego ven y sígueme».
A mi entender, que es pobre y limitado, creo que al joven del evangelio de hoy, no solo
se le está indicando como conseguir la vida eterna, sino como conseguirla,
siguiendo además de cerca a Jesucristo, que es el regalo de los regalos en esta
vida... ¡La vida eterna es maravillosa, pero no es lo mismo entrar en ella,
habiendo llevado, o no llevado, a su plenitud la gracia de ser hijo o hija de
Dios..., y la plenitud de la Gracia es Cristo vivido, amado y seguido lo más de
cerca posible...
¡Aquel joven se encontró en la
disyuntiva de tener que escoger, entre
la seguridad de su pasado que no era poca, y la esperanza de su futuro, que
prometía mucho más, pero que no se veía..., no se palpaba..., no lo parecía a
simple vista...
La respuesta que dio, la conocéis todos, simplemente bajó la cabeza, giró sobre sus
talones, y regresó por el camino que había venido... Pero llevándose algo que
no había traído cuando se acercó a Jesucristo, y esto fue una profunda
tristeza, por no haber sido capaz de responder con generosidad a la llamada de
Dios en Cristo Jesús...
Ahora viene la aplicación práctica y
concreta para nuestra vida.
No todos nosotros hemos escuchado la voz
de Jesús que nos decía: vete..., vende..., da…, y luego ven y sígueme…; pero esto no quita, para que quitemos de
nosotros el amor desordenado a las riquezas, a los bienes materiales, o a todo
aquello que nos aprisiona, nos domina o puede esclavizarnos...
¡No se puede ser cristiano sin ser
libre...!
¡No se puede ser libre y al mismo tiempo
esclavo...!
¡No se puede amar más, a lo que nos
separa, del Amor que es Cristo...!
Hoy puede ser un buen día para que nos
examinemos sobre nuestras esclavitudes..., nuestras
dependencias..., nuestros apegos..., es decir, todo aquello que no merece el
nombre de Dios, pero al que se lo damos, implícita o explícitamente en algún
momento de nuestra vida...
Hoy puede ser un buen día para poner las
cosas en su sitio..., es decir para saber si
somos o no somos libres de verdad, y en la Verdad, que es Dios...
¡No nos asustemos por lo que podamos
descubrir...!
¡No temamos ante lo que podamos
encontrar...!
¡Seamos valientes a la hora de
examinarnos...!
Yo solo os diría una última cosa, por si
la hemos olvidado: ¡Nada, absolutamente nada en este
mundo, puede hacernos felices totalmente, salvo el cumplimiento de la Voluntad
de Dios en este hoy, en este ahora, y en esto que digo que tengo, disfruto y me
pertenece...
Madre de Dios y Madre nuestra, no permitas que nada me separe de Dios, o
me impida ser totalmente de Él, con Él y en Él...