15 diciembre 2019. Domingo III de Adviento (Ciclo A) – Puntos de oración


Espero que te ayuden estas palabras que te pongo a continuación para llevar a cabo con fruto este rato de oración. Sería bueno, si es posible, que realices tu rato de oración delante de Cristo en la Eucaristía. Si no es posible porque no cuentas con esta posibilidad, dedícale este tiempo al Señor en la soledad acompañada por Él.
Empezamos nuestra oración invocando al Espíritu Santo: “Ven Espíritu Divino e infunde en nuestros corazones el fuego de tu amor”.
Como siempre en su Palabra, el Señor nos manifiesta el amor infinito que nos tiene.
Todas las lecturas que nos ofrece la Iglesia hoy en este tercer domingo de Adviento nos hablan de la venida del Señor. Nos hablan de la alegría que produce que el Señor viene a salvarnos. El apóstol Santiago nos advierte que seamos pacientes, que nos mantengamos firmes y que confiemos en Dios, porque Dios Hijo viene, y viene porque Dios Padre nos ama tanto que se desprende de su hijo y lo sacrifica para poder gozar de nuevo de nuestro amor. Es Él el que toma la iniciativa. ¡Qué mayor alegría para nosotros que poder regresar al seno del Padre gracias al milagro de la Navidad! El Señor ya viene.
De manera particular cada una de las lecturas de la Misa de hoy nos ayudan a profundizar en nuestra oración. La primera lectura del Libro de Isaías nos recuerda que Dios viene en persona a salvarnos. Nos recuerda que nos alegremos, que nos alegremos ante la pronta venida del Señor. ¡Qué se alegren el páramo y la estepa, con gozo y alegría! No temáis, fortaleceos porque Dios viene en persona a salvarnos. Se abrirán los ojos del ciego, el cojo saltará con el ciervo, el mudo cantará y la alegría será completa. Porque Dios viene, viene a erguir lo que estaba torcido, viene a salvarnos del pecado, a darnos la felicidad que habíamos perdido; y la pena y la aflicción se alejarán. El Salmo nos canta que el Señor mantiene su fidelidad perpetuamente, que no nos abandona y que viene a recuperarnos del todo para sí. El Evangelio no hace más que confirmar la venida de Jesús por anuncio del San Juan Bautista. Jesús nos dice una frase que también nos puede ayudar traerla a la oración: “Dichoso el que no se escandalice de mi”. ¿Y tú te escandalizas a veces de Dios?, ¿o te fías de Él? Dios viene humilde y de manera especial en tu corazón en esta Navidad. ¿Le quieres recibir para que cambie radicalmente tu vida?, ¿o te escandalizarás de Él? Nos lo dice el mismo Señor: dichoso (FELIZ) el que no se escandalice de mí.
Le pedimos nuestra Madre la Virgen María, la Reina del Adviento que nos ayude a preparar adecuadamente nuestro corazón para recibir al Niño Jesús en esta próxima Navidad. San José, tú que también preparaste el corazón y estuviste en el pesebre, ¡Ruega por nosotros!

Archivo del blog