6 diciembre 2019. Viernes de la I semana de Adviento – Puntos de oración


Tan cerca de la Solemnidad de la Inmaculada, nuestra oración hoy ha de ser una preparación interior para ese día tan nuestro. La Campaña de la Inmaculada va llegando a su meta y nuestra oración quiere ser intercesión, ofrecimiento y alabanza.
Intercesión: “¡Oh, María, sin pecado concebida: ruega por nosotros que recurrimos a ti!” Que hoy viva en oración continua, pidiendo a la Virgen con ilusión que alcance de su Hijo gracias de conversión en las Vigilias de la Inmaculada. Intensificar la campaña interior recordando el misterio de la comunión de los santos que nos envuelve: "Tremendo misterio este que, de las oraciones y voluntarios sacrificios de unos pocos, depende la salvación de muchos" (Pio XII). Pidamos aumento de fe confiando en que la misericordia de Dios puede hacer grandes maravillas en los corazones. Jesús nos dice en el Evangelio de hoy: «¿Creéis que puedo hacerlo?... Que os suceda conforme a vuestra fe».
Junto a la intercesión, el ofrecimiento. Al escuchar el “Hágase en mí según tu Palabra” de la llena de gracia, sus hijos queremos imitarla y disponernos a acoger el plan de Dios sobre nosotros: que seamos santos en su presencia por el amor (cf. Ef 1,4). Nuestro querido Abelardo, con quien ya podemos hablar sin barreras de espacio y de tiempo, nos muestra la senda: “Quien clave los ojos en María, encontrará en Ella el modelo a imitar. Ella nos precede en la marcha peregrina hacia la Patria. Sigámosla y entretejamos nuestra santidad entre el ‘estar’ y el ‘hágase’ … Dejemos que su voluntad ‘se haga’ en nosotros sabiendo ‘estar’ anclados en el ahora del momento presente” (Abelardo de Armas, ¡Mirad a María!, 13-14). Me pregunto, hablando con la Virgen: ¿qué ofrecimiento te puedo hacer este año para no cansarme nunca de estar empezando siempre?
Alabanza: “Cuando vean sus hijos mis acciones en medio de ellos, santificarán mi nombre, santificarán al Santo de Jacob y temerán al Dios de Israel” (Is 29,24). Sí, viendo las acciones de Dios por medio de María en nuestras vidas, no podemos menos que alabar a Dios por su Madre Inmaculada: Por la entrega y el camino de santidad del Venerable P. Morales; por la vida y la muerte de Abelardo, apóstol de los jóvenes y de la Inmaculada; por la vida consagrada de los cruzados en medio de un mundo sin fe; por los militantes, familias y miembros del movimiento que tratan cada día de ser evangelizadores de sus ambientes… ¡Gracias, Señor; proclama mi alma tu grandeza! Te alabo por haberos dado a María como Madre que nos sostiene en la esperanza. Santa Isabel de la Trinidad nos ayuda en nuestra alabanza: “Seamos en el cielo de nuestra alma Alabanzas de gloria de la Santísima Trinidad; alabanzas de amor de nuestra Madre Inmaculada. Llegará un día en que el velo se descorra y seamos introducidos en los atrios eternos. Allí cantaremos en el seno del amor infinito y Dios nos dará en nombre nuevo prometido al vencedor (Ap 2, 17)”.
Que el Señor derrame sus misericordias sobre todos nosotros por medio de María Inmaculada.

Archivo del blog