5 diciembre 2019. Jueves de la I semana de Adviento – Puntos de oración


Abelardo nos repetía muchas veces: En la oración pensar está bien, hablar con Dios es mejor, pero amar es el todo. Luego nos explicaba que amar es sencillo y nos citaba aquella frase de Santa Teresa: Orar es estar muchas veces a solas, con quien sabemos que nos ama o nos contaba aquella anécdota del Padre Llorente, que narraba un señor leyendo bajo un árbol y su perro durmiendo a su lado, el amo cambiaba de árbol y el perrito cuando abría el ojo y se daba cuenta, se cambiaba a donde estaba el dueño. No hablaban, no se decían nada, pero cada uno estaba feliz con la presencia del otro. Tengamos presente esto, en nuestro rato de oración, sintamos que a Dios le tenemos a nuestro lado. 
Podemos dedicar nuestra oración a saborear el salmo. Hoy corresponde el salmo 117.
“Bendito el que viene en nombre del Señor”.
Bendito aquel que actúa conforme a la voluntad de Dios.
Bendito aquel que comparte con los hermanos los dones que Dios le ha otorgado. Este pensamiento me vuelve a traer a la memoria a Abelardo, los dones que Dios le otorgó los compartió generosamente con los que le conocimos. Sus manos estaban vacías; Aquello que recibía del Padre, lo repartía con todo el que se acercaba a él.
El Señor va a entrar en el mundo por la Encarnación, si le dejamos acampará en nuestra alma. Nos colmará de dones. Él que es el Señor de la tierra y cuanto la llena, quiere morar en el hombre de manos inocentes y puro corazón, aquel que no confía en los ídolos.
“Dad gracias al Señor porque es bueno porque es eterna su misericordia”.
Su misericordia es eterna y su amor a los hombres no tiene límites. La misericordia de Dios es anterior al pecado de los hombres. Desde el momento de la creación, la segunda persona de la Trinidad decide hacerse igual a su criatura. En el adviento nos vamos preparando para celebrar el momento histórico y concreto, en el que se realiza, esa decisión.
“Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres”.
Dios perdona siempre, los hombres algunas veces…Dios es el que no falla jamás. “Amigo que nunca falla” estaba escrito, junto a un rostro de Cristo, en una imagen que acompañaba a Abelardo, cuando hablabas con él.
Podemos seguir desgranando el salmo y después de cada frase dejar que el corazón se explaye, reciba la suavidad de una lluvia que es la Palabra de Dios, sobre una tierra anhelante de verdad y de amor, que es nuestra alma.

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