Silencio. Tiempo muerto. Párate y
respira. Pon el modo avión para que no entren WhatsApp. Pide al
Espíritu Santo que te ayude a hacer este rato de oración. Que ore él en ti para
que seas capaz de escuchar la voz del Señor que te habla al corazón. Invoca al
espíritu con tus propias palabras.
Venimos de celebrar el domingo Gaudete, una
fiesta especial en medio del Adviento, que nos anticipó la alegría que en
Navidad se revelará definitivamente. Nos quedan menos de dos semanas para
celebrar el nacimiento de Jesús y podemos pensar que después de tanto gaudete
(et exultate) debemos volver al camino áspero del Adviento “de
verdad”. Y para que no caigamos en la tentación de creer que esperar supone
perder la alegría la palabra de Dios nos presenta una escena de la vida de
Jesús en la que le vemos en modo troll. Pobres fariseos…
Les dice que hasta que no se aclaren
ellos que el no les dice ni mu y que si de verdad quieren escuchar su enseñanza
deben ser sinceros de corazón y abrirse sin prejuicios ni miedo al qué dirán.
El “zasca” debió oírse desde Atenas, pero lo importante es lo escuchemos
nosotros hoy.
¿Queremos descubrir a todo un Dios
escondido en un bebé indefenso? Abramos de verdad nuestro corazón, soltemos
todo lo que os impide acercarnos a Él y dejemos que nuestro corazón de llene de
esperanza ante la llegada de nuestro Salvador.