25 diciembre 2019. Natividad del Señor – Puntos de oración


La oración de hoy es estar junto al pesebre: Adorar a Jesús recién nacido, en brazos de María y protegidos por san José.
La oración de hoy es mirar, escuchar y sobre todo dejar que se desborde el amor.
Para mirar os propongo un cuadro de Murillo donde, como nos aconseja san Ignacio, nos tenemos que meter en la escena. Hay muchos personajes en el cuadro, y entre las sombras hay sitio también para nosotros:


Para escuchar nada mejor que unameditación de Abelardo, en su primera Navidad desde el cielo. 
Os copio un fragmento del final de esta contemplación del Nacimiento de Abelardo. La he titulado “la teología del burrito de Belén”:
“Haz estas contemplaciones desde el corazón de la Virgen, no te salgas del corazón de la Virgen… Acaricia al Niño, con tu mirada, con tus manos… Métete en el corazón del Niño, que es el corazón de Dios, es el corazón de Jesús… Contémplalo todo… Te puede ayudar en esta estampa hasta ser el burrito que hay allí metido en el establo… A mí también me ha gustado en algunas contemplaciones decir: Yo soy el burro. Voy a contemplar la escena desde el burro… Fíjate, ese burro ha tenido el privilegio de llevar montado encima a la Santísima Virgen cuando estaba con el Niño en su seno; después ha tenido el privilegio de asistir al nacimiento del Hijo de Dios, y ha calentado al Hijo de Dios con su vaho, le ha dado calor; después ha ayudado a la Santísima Virgen y al Niño a huir a Egipto y han ido montados sobre él; y en los años que estuvieron en Egipto, ese burrito sin duda ha servido de juguete y de entretenimiento al Niño, que se sentaría muchas veces sobre el burrito, lo cogería de las orejas, jugaría con él, se montaría y el burrito le llevaría de un sitio para otro… Y el burro no se ha dado cuenta de nada… De que ha estado con él Dios, que lo ha cogido Dios, que lo ha acariciado Dios, que se ha montado en el Dios, que él ha hecho cosas por Dios… Y no se ha dado cuenta de nada… Ese soy yo. Ha hecho maravillas conmigo, ha jugado conmigo… Y yo he hecho cosas por Dios sin darme cuenta de nada… Pues hasta el burro te vale para la contemplación… Se ha llevado afectos del corazón de Dios ese burrito… El día de la resurrección de la carne merece estar en el cielo también… A ese burrito lo estrecharía yo y le daría un abrazo muy fuerte y le diría: Bien, burrito, bien… Has hecho por mi Dios lo que no hizo nadie… Nadie le recibió y tu le diste calor, jugó contigo, le serviste de entretenimiento… Pues así tenemos que ser nosotros, que somos hijos de un Dios agradecido, de un Dios del que se puede uno compadecer…
Métete en el corazón de la Virgen y no te salgas de ahí”.  (Abelardo, 1986)
¡Feliz Navidad!

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