“A Dios que
concede el hablar y el escuchar le pido hablar de tal manera que el que escucha
llegue a ser mejor y escuchar de tal manera que no caiga en la tristeza el que
habla”
El nacimiento de Cristo es inmediato.
Nosotros nos sabemos el final de la película, estamos acostumbrados a vivir el
Adviento, a vivir Cuaresmas y Pascuas. Pero ¿cómo viviría José, María, ese
primer Adviento? El nacimiento del Señor fue verdaderamente una explosión de
luz, fue el cumplimiento de la esperanza de Israel. ¿Qué esperas tú? ¿Cuáles
son tus dudas?
José dudó. José lo pasó realmente mal…
por eso las lecturas nos hablan en futuro: “en sus días”, “llegan días” … Si
después de tu noche dejas que nazca el Salvador en tu vida, si te arrodillas ante
el misterio y dices “he aquí la esclava del Señor, hágase”, si repites en tu
vida el hágase-estar, “en tus días florecerá la justicia y la paz abundará
eternamente”. Esa paz que es hija de la indiferencia, de saberse cuidado por
Dios, de saber que “con Dios todo, sin Dios nada”.
¿Eres de los pobres que clamaba, de los
afligidos que nos tienen protector? ¿Eres de los que espera? ¿O se te ha
envejecido la esperanza? ¿Crees que esta Navidad puede ser tu nacimiento para
Dios, tu “nacimiento del espíritu” que Jesús dijo a Nicodemo?
Contempla. Espera. Ama. Feliz adviento,
feliz Navidad, feliz oración.