17 noviembre 2020, martes de la XXXIII semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Estamos finalizando el año litúrgico, este domingo próximo será la solemnidad de Jesucristo rey del universo. Jesucristo ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido, todo lo que hizo y hace es con este fin. La Iglesia, cuerpo de Cristo, prolonga esta misión de Jesucristo y en su unión con Él la va realizando. Para ello debe mantener el entusiasmo inicial, avivar el primer amor, el de los apóstoles. Las Iglesias juánicas a las que se refiere el Apocalipsis tienen sus primeras crisis de crecimiento y afrontan diversos problemas; el autor alienta su vida cristiana para que sean fieles al Señor. Volver a Jesucristo siempre es la solución. Zaqueo es modelo de esa conversión necesaria; por encima de todo el entusiasmo por Jesús renueva su vida; ha descubierto a Jesús y recibe la fuerza para hacer un cambio radical.

Mira, estoy de pie a la puerta y llamo. Si alguien escucha mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo.

Sintamos hoy como el Señor nos busca y salva, Él está a la puerta y llama, nos ofrece su amistad y toca nuestro corazón, como el de Zaqueo, a fin de que renovemos nuestra vida cristiana y aportemos a la vida de la Iglesia nuestra insustituible colaboración. La llamada de Jesús es para estar con Él y para enviarnos; nuestra vida es misión. La afirmación de Apocalipsis indica una intimidad sin igual; ciertamente Dios es más íntimo a nosotros que nosotros mismos, como dice san Agustín. Dejemos que nuestra oración encienda en nosotros el entusiasmo por Jesucristo.

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