La oración es… “Un camino que parte de la fe, avanza
con la esperanza, y culmina en el amor…” La oración es el alimento y la
respiración del alma, que cree en el amor de Dios Padre…
Hace unos días en la lectura que nos proponía la liturgia
en el libro del Apocalipsis, leíamos: “Mira, estoy de pie a la puerta y
llamo. Si alguien escucha mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré
con él y él conmigo…”
Parece que nos quiere decir que la llegada del Señor
es casi inminente. Nos puede ayudar a preparar el encuentro con el Señor ahora
que iniciamos el Adviento, que nos empuja hacia el nacimiento de Jesús, en la
cercana Navidad.
También nos avisa, de forma simbólica en este libro
del Apocalipsis, último libro de la Biblia, de la segunda venida del
Señor, de los últimos momentos de la historia, la Escatología… y en estos
momentos concretos cuando nos llame a la casa del Padre, es donde podremos
contemplar los nuevos cielos y la tierra nueva. Todos nuestros deseos, aunque
sean infinitos, se harán realidad. Quizás ahora esta llamada del Señor,
esperando de pie, a mi puerta para que entre en mi casa, si le abro. Él siempre
toma la iniciativa invitándome a pasar a su casa. Buen momento para un
diálogo íntimo con el Señor mientras estamos en la cena.
¿Aprovecho los minutos de acción de gracias después de
la Eucaristía, cuando me transforma en Él? Porque me ha invitado a cenar y para
poner en sus manos todos los acontecimientos del día que comienza.
Madre Inmaculada, a los pocos días de tu gran fiesta, me uno a tu súplica constante en estos días. “Apresúrate, Señor Jesús, y no tardes, para que tu venida consuele y fortalezca a los que lo esperan todo de tu amor…”