En vísperas de la cuaresma escuchamos esta exhortación de san Pedro a la
santidad que toma del Antiguo Testamento y que tiene su paralelo en los
evangelios: sed perfectos o misericordiosos como vuestro Padre lo es. La
santidad es fruto de la salvación realizada por Jesucristo y que se nos concede
por gracia; la Iglesia predica este evangelio para nosotros llamados a dar
testimonio.
Pedro le pregunta a Jesús por lo que recibirán por haberle seguido y
Jesús no se queda corto: cien veces mas le promete, pero con persecuciones y la
vida eterna.
Vivamos pues esta cuaresma dejando de lado aquello que nos estorba y viviendo la conversión cristiana con la ayuda del Espíritu Santo, Espíritu de Cristo, que no dejará de inspirarnos como ha hecho siempre, ya a los profetas, ya a los evangelizadores, ya a nosotros.