21 febrero 2022, lunes de la 7ª semana de Tiempo Ordinario. Puntos de oración

En este momento de oración acudo al Señor para poder reposar a su regazo. Él es mi alegría y, como reza el salmo, descubro que su ley es perfecta y descanso del alma.

Hoy es un día para pedirle la verdadera sabiduría y me conceda este don, para poder ser misericordioso con mis hermanos, como Dios lo ha sido conmigo, y me ayude a trabajar por la paz. ¿Trato de ser imparcial y sincero, comprensivo con todos?

Muchas veces el mundo nos invita a lo contrario y a no tener una visión de fe. El mismo Cristo nos lo dice: “todo es posible al que tiene fe”. Puede ser que me vea débil, y grite como el padre de ese niño con un espíritu que no le deja hablar: “creo, pero ayuda mi falta de fe”. Por eso, Él nos insiste, como a sus discípulos, en que hagamos oración. Ellos se extrañan de que no fueran capaces de expulsar a ese demonio del niño e, incluso, son recriminados por el Señor: “¡Generación incrédula! ¿Hasta cuándo os tendré que soportar?” Y es que esa especie de demonios solo puede salir con oración.

Que descubra el poder de mi oración. Si soy fiel a ella, a pesar de mis distracciones, mis tropiezos, mis miserias…, y acudo con fe, podré ver grandes cosas en mi vida, pues la acción de Dios es maravillosa si le dejo actuar en mí. Como en Caná, que escuche y ponga en práctica lo que entonces dijo María de su Hijo: “Haced lo que Él os diga”. 

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