¿Conmigo o contra mí? Cuántas veces nos colocamos en esta posición
respecto el prójimo…, y sin embargo, siempre es otro pobre como yo, que hace lo
que puede, y tantas veces se equivoca…
Dice Jesús: el que no está contra nosotros, está a favor
nuestro. El único que está contra nosotros, es el Enemigo de la natura
humana. Él es quien nos odia, quien nos enreda, y quien nos enfrenta, buscando
nuestra perdición. No el prójimo, no el rostro y el nombre concreto con el que
choco, al que me cuesta aceptar, el que hace las cosas de modo diferente a mí.
Ese no está en contra, sino que juega en mí mismo equipo: el de los pobres,
necesitados de salvación.
Pedir en esta oración, mirar como Jesús miraba, con una mirada que no ve
enemigos, sino aliados, personas solidarias con nuestra propia pobreza (hasta
el punto de compartirla).
Encontrarse con una mirada que no juzga, que acepta, que recupera y nos
eleva en dignidad, es el motor de cambio para que cambie nuestra propia mirada
hacia el prójimo.
Señor, no nos dejes en nuestra mirada partidista, que divide en buenos y
malos, los nuestros y los otros, y concédenos el don de la comunión, que nace
de la experiencia de sabernos rescatados por tu Amor.
(Permanecer en silencio bajo Su mirada reparadora, acogedora, misericordiosa).