En la primera lectura el Señor
nos regala un recordatorio de nuestra lucha contra el pecado, mientras que el
Salmo bendice a aquellos que se dejan educar por el Señor, educar en
misericordia y consuelos:
“Cuando me parece que voy a
tropezar,
tu misericordia, Señor, me sostiene;
cuando se multiplican mis preocupaciones,
tus consuelos son mi delicia.”
El Evangelio es un grito de Jesús a la
confianza. Nos invita a ejercitar la memoria. ¿No te acuerdas de aquella vez
cuando pensabas que no había solución? ¿No recuerdas cuando estabas tan mal…?
Cada uno tenemos nuestros “cuandos” en los que Dios nos rescata. Y aun así nos
falta fe. Seguimos dudando en cuanto nos encontramos con dificultades. “¿Y no
acabáis de entender?”.
Vamos a presentarle a Dios nuestra vida y
ponerla en sus manos. Dios mío, confío en Ti.
María ejemplo de confianza en la dificultad, aumenta nuestra fe.