18 octubre 2011. San Lucas evangelista – Puntos de oración

Un emigrante extremeño observaba en los campos de Dakota del Norte cómo una cosechadora cortaba el trigo, lo que escandalizaba a este hombre era el hecho de que toda espiga que no tenía el tallo bien derecho quedaba sin cortar en el campo. Pensaba en los montes de su pueblo donde, cuando él era niño, cada espiga era considerada preciosa y se recogía como un don de Dios. En las grandes llanuras de Dakota, el trigo vale poco. Lo que vale es el trabajo humano, por eso se recoge sólo lo que la máquina puede alcanzar.

¿Cuál es la situación en la que Jesús aplicó esta parábola? Todo ejemplo es parcial. Junto a lo que es semejante, hay también diferencias. En la cosecha para el Reino de Dios, es necesario recoger a las personas vivas. Cada una de ellas tiene un valor infinitamente más grande que todo el universo. Los autores espirituales afirman a menudo que, si existiese en el mundo un solo hombre, también por él, el Hijo de Dios descendería y moriría para salvarlo. No podemos imaginarnos que en los campos confiados a la Iglesia, permanezca una sola espiga sin recoger.

En esta parábola se muestra que además del envío de los Doce, Jesús necesita de otros muchos colaboradores (72 en el libro del Génesis eran los países de la tierra) Para la Iglesia esto significa que la tarea misionera no es competencia de unos pocos, sino que todos deben ser testigos de Jesús y de su mensaje, sobre todo con su vida, preparando así el encuentro de los hombres con Él.

Jesús en su envío nos previene de los peligros que correremos, del equipaje que debemos llevar, de cuál debe ser nuestro comportamiento, que en el camino no nos debemos entretener, porque no ha tiempo que perder y al terminar la tarea no alegrarnos solo por lo que hemos hecho por maravilloso que sea sino más bien porque nuestros nombres estén inscritos en el cielo. Es el ciento por uno aquí en este mundo y después la Vida Eterna.

Las conclusiones concretas para nuestra vida pueden ser:

A) Hay pocos trabajadores en la mies y que todos somos necesarios para este envío. Que este envío hay que hacerlo con Él y como Él.

B) Que un cristiano solitario no es un verdadero cristiano.

Terminar nuestra oración con una súplica a la Virgen en este mes del rosario para que envíe obreros a su mies y que los que estamos en ella trabajemos con Él y como Él.

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