6 octubre 2011, jueves de la XXVII semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Comenzamos nuestra oración preparando nuestro corazón para el encuentro con el Dios. Hoy el salmo responsorial nos ayuda a ponernos en esta presencia del Señor: dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor. Nos paramos un poco en esta expresión tan hermosa.

  • Dichoso el hombre…se trata de la felicidad, no de una cosa menor en la vida. Orar es buscar la felicidad. Cada momento de oración cada encuentro con Jesús afianza nuestra vida en su fundamento, Dios que me ama. Dios que me hace feliz, Dios que me sostiene.
  • … que ha puesto su confianza en el Señor. Se puede poner la confianza en muchas cosas, en uno mismo, en otra persona. Incluso se puede haber perdido por completo la confianza y entonces la vida se vuelve pesada, insegura, se busca el centro por cualquier lado. Nosotros no, nosotros tenemos en quien confiar, en quien fiarnos. Decir “Creo” cada día es decir “confío”. Confío en ti Señor.

Comienza la oración, por tanto, profundizando en esta expresión y dejando que todo tu cuerpo descanse repitiéndola. Es lo mismo que decir ¡que feliz soy Señor, estando contigo, confiando en ti! Y después abrirse a la Palabra de Dios en este día que nos va a ayudar a profundizar en este estilo de vida, el estilo de vida de los cristiano.

La primera lectura nos habla de dos tipos de personas: los hombres religiosos que honran el nombre de Dios y le sirven y los que no le sirven, los malvados, los impíos, los que tientan a Dios. Leedla con calma y mira lo que dice Dios de cada uno de ellos. Es el lenguaje del Antiguo Testamento, con sus connotaciones, pero en el que Dios aparece siempre con mucho realismo. De los hombres de bien: le pertenecen, se compadece de ellos, y los iluminará un sol de justicia. De los hombres malos: serán paja, no quedará de ello ni raíz.

Todo esto es de gran actualidad y profundiza la expresión del salmo responsorial. Es la felicidad del hombre, un estilo de vida, el del cristiano, y un estilo de vida, del mundo alejado de Dios. Benedicto XVI en sus palabras en la JMJ ha planteado, en el fondo, este tema, el de la felicidad que da confiar en Dios: … enraizaos en Él, vuestro entusiasmo y alegría, vuestros deseos de ir más, de llegar a lo más alto, hasta Dios, tienen futuro cierto, porque la vida en plenitud ya se ha aposentado dentro de vuestro ser. (Fiesta de acogida). Sí, ser cristiano es vivir en plenitud.

El evangelio nos ayuda a aplicar todo esto a un aspecto muy concreto de nuestra vida, el de nuestra relación personal con el Señor. ¿Creemos y confiamos en Él de tal manera que somos capaces de pedir, llamar y buscar, sabiendo que se nos va a conceder todo lo que pidamos y busquemos? Es la expresión máxima de la confianza.

Nuestra vida cambiaría radicalmente si nos creyéramos esta propuesta que Jesús hace en el evangelio de hoy, pedid y se os dará, buscad y hallareis, llamad y se os abrirá. Piénsala con calma hoy ante el Señor.

Mirando a María y preparando la fiesta de Ntra. Señora del Rosario, nos es más fácil entrever los frutos de la confianza en Dios.

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