Alguien dijo y escribió, que “una imagen vale más que mil palabras”, y no son pocos los que tratan de demostrarlo. Por ejemplo Tom Wujec nos dirá que hay tres conceptos fundamentales a la hora de transmitir ideas:
1. Hacerlas claras, visualizándolas.
2. Hacerlas interactivas.
3. Hacerlas persistentes.
Por eso buscamos la imagen, casi siempre que pensamos o escuchamos, para comprender y expresarnos mejor…
La primera lectura de este domingo tomada del profeta Isaías, bien podría reducirse a tres imágenes fantásticas, como apunta un autor: “El banquete, el velo que se levanta de los ojos y la muerte que es vencida para siempre.” Tres imágenes fantásticas con las que Isaías nos presenta el plan de Dios sobre los hombres.
Tres imágenes en la primera lectura que nos invitan a dar una respuesta por nuestra parte. Si Dios prepara un festín de manjares suculentos para todos los pueblos, ¿Cómo podemos desconfiar de un Dios que nos ama tanto…? ¿Cómo no dar una respuesta a la altura de Aquel que nos está invitando con tanta insistencia..? Pero ¿es posible que alguien no se sienta impelido a abrir su casa.., su corazón.., o su vida a un Dios tan magnánimo y providente..?
Las respuestas a estas preguntas las podemos encontrar en el Evangelio de este domingo. ¡No creo que se pueda presentar una imagen más clara, más precisa y más contundente como la parábola de los Invitados a la Boda.
Yo catalogaría estas respuestas en cuatro grandes grupos, y os invitaría a orar sobre ellas..; pero sobre todo, os invitaría a que nos examináramos personalmente, para descubrir con cual nos sentimos más identificados… Ojala con ninguna…
PRIMER GRUPO: El grupo de los que no se dan por aludidos.
Lens, Andries Cornelis: Hércules protege a La Pintura de la Ignorancia y La Envidia.1763. Óleo sobre lienzo, 73 x 92 cm. Koninklijk Museum voor Schone Kunsten, Antwerp.
"El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir.”
- A la delicadeza divina, de una invitación única e irrepetible, ¡es la boda del hijo del rey..! se responde con un frío y seco rechazo. No interesa.., no quiero ir…
- Aquí estarían encuadrados todos aquellos que habiendo escuchado la llamada, la han ignorado estoicamente…
- Esta ignorancia culpable nunca justifica nuestra ausencia ante las llamadas del bien…
SEGUNDO GRUPO: El grupo de los indiferentes.
“Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios…”
- Son todos aquellos a quienes les interesa más sus iniciativas, sus propios intereses o sus negocios mundanos… ¡No es suficientemente importante la invitación…! ¿Qué esperarían, Dios mío..?
TERCER GRUPO: El grupo de los violentos.
“…Los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos…”
- Es la actitud de la agresividad de los que desprecian la invitación.., y no dudan de emplear la violencia para reafirmarse en su negación y desprecio de la misma…
- Consideran la invitación como una provocación y se defienden como si estuvieran sufriendo un ataque personal…
- ¡Violencia que llega hasta el asesinato…! ¡Qué actual es todo esto..!
CUARTO GRUPO: El grupo de los que asisten, pero no están preparados.
“…Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?"
- Este personaje aparece en la segunda parte de la parábola y también nos llena de tristeza…
- “La mudez ante la pregunta del rey, indica la ineficacia de la llamada en tal convidado”.
- “El haber entrado al banquete no da derecho automático a permanecer en él. Para participar plenamente al banquete es necesario haber aceptado el “vestido de fiesta”, el don de la fe.”
Para terminar, solo resaltaré la última frase del Evangelio de este día. Lo dice todo con su sucinto, pero claro mensaje: “Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.” ¿Estaré yo entre ellos?
