15 enero 2015. Viernes de la primera semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

En esta meditación de la curación del paralítico, lo primero que llama la atención es la escena absolutamente informal. Jesús en la habitación de la casa que da a la calle y todo lleno de gente: sentados en el suelo, de pie, apoyados en las paredes, en las habitaciones de dentro, en la calle. De pronto hay unos que empiezan a romper un trozo de techo. No sé de qué sería, pero empezaron a caer cosas: tierra, escombros, pajas… ¿y donde caían? Como no podían moverse, encima de las cabezas de los asistentes y en la cabeza de Jesús. Aparentemente no se enfadó nadie, sino que se apretujaron un poco más para eludir la basura que caía, lo que sirvió para dejar algo de sitio a la camilla. Seguro que  Jesús tampoco se enfadó. Se retiró un poco y punto. ¿Dónde está su dignidad?  ¿Cómo mantenía el respeto? Quizás es que eso no afectaba mucho a su dignidad ni al hacerse respetar.  Pensar en lo que yo entiendo por trato digno a Jesús y mi confianza con Él. Nuestro Padre Llorente solía decir que había que tener respeto sumo y confianza suma. Respeto y confianza en igual proporción.
¿De qué les hablaba antes del incidente? Dice el Evangelio: les anunciaba la palabra. ¿Qué palabra? El evangelista lo cita como lo más normal, como si fuese lo que predicaba siempre. Y de nuevo ¿Qué palabra? Creo que no les predicaba: yo soy Dios (eso lo dirá a continuación)  supongo que era eso de Bienaventurados los generosos (=pobres de espíritu). En un matrimonio, la generosidad se puede medir por el número de hijos que tienen y por lo que ayudan a  otros con su dinero.
También se puede considerar la fe de los camilleros y del paralítico

Ahora llega lo de “tus pecados te son perdonados”. - Perdonar sólo lo puede hacer Dios. -  Efectivamente y también sólo puede hacer Dios la curación de la parálisis. No se vuelve atrás de lo primero y además hace lo segundo. Te alabamos, Señor. Alabarle, confiar en Él, muchas cosas más y en estos tiempos lo de peregrinar para ganar la indulgencia de la misericordia…

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