1. Oración preparatoria: hacemos la señal de la cruz y nos ponemos en la presencia
de Dios. Invocamos la ayuda del Espíritu Santo y rezamos mentalmente la oración
preparatoria de Ejercicios (EE
46): “Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean
puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu divina majestad.”
2. Petición. Pedimos
por los frutos del Año Jubilar de la Misericordia que comenzó el pasado 8 de
diciembre y que se cerrará el próximo 20 de noviembre.
3. Composición de lugar. (una imagen para ayudarnos a hacer la oración): nos
servimos del cuadro de la Adoración de los Magos del pintor italiano Paolo
Veronese (“el Veronés”) (1528–1588)
4. Puntos para orar: en este primer domingo después de Navidad estamos cercanos
a celebrar la Epifanía. Como los Magos, estudiosos del firmamento, podemos
sentir que este mundo es bueno y nos atrae su belleza y el orden que vemos en
él. Y al buscar, confiamos en encontrar la Causa de esa belleza, la Fuente de
la que brota todo lo creado, la Verdad que está debajo de todo lo que vemos. Y
como los Magos, que se acercaron a Dios hecho Niño por el estudio de las
estrellas, nosotros no podemos dejar de acercarnos al Amor que se hace carne en
Belén.
Para ello nos puede ayudar contemplar con devoción el
cuadro del Veronés viendo como Gaspar está arrodillado, con la corona y su rico
presente por el suelo, como olvidados, mientras mira a Jesús. Y solo tiene ojos
para el Niño que le acerca la Virgen, y está como indeciso y parece que duda
entre cogerlo o quedarse mirándolo. Y contemplamos al Niño, que parece que hace
esfuerzos para aproximar su piececito a los labios y al rostro embelesado del
devoto mago. Y los ángeles del cielo revolotean gozosos en la escena. Y
nosotros, confundidos entre tanto observador racional e irracional que aparece
en el cuadro, nos dejamos contagiar por el acontecimiento que ha llenado de
inmensa alegría a los magos: A
los que caminaban en tinieblas y habitaban en tierra de sombras una gran luz
les brilló. El rey de los judíos, maravilla de consejero, Dios guerrero,
príncipe de la paz, está accesible para llenar de gozo del que con fe se quiere
acercar. Y ha venido para dilatar su reinado, con una paz sin límites, para
sostenerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho, desde ahora y por
siempre. (cf. Isaías
9, 1–6).
En la oración de hoy meternos en esta escena que nos
facilita el cuadro del Veronés. Ponernos en el lugar de Gaspar o mezclarnos con
los que miran embelesados la escena o esperar nuestro turno para adorar al Niño
entre los otros magos. Contagiarnos de la alegría de los ángeles que cantan la
gloría de Dios y que anuncian la paz a los hombres.
5. Unos minutos antes del final de la oración: Diálogo con la Virgen. Pedirla que nos lleve a su hijo.
Avemaría.
6. Examen de la oración: ver cómo me ha ido en el rato de oración. Recordar si he
recibido alguna idea o sentimiento que debo conservar y volver sobre él. Ver
dónde he sentido más el consuelo del Señor o dónde me ha costado más. Hacer
examen de las negligencias al preparar o al hacer la oración, pedir perdón y
proponerme algo concreto para enmendarlo.
7. Enlace: mensaje
del papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz del 1 de enero de 2016.