Una
mañana más todo un Dios omnipotente, creador de todo, mendiga nuestro amor. Ahí
está, esperándome, siempre me espera.
Me espera para decirme algo, me espera para estar conmigo,
me espera para darme fuerzas para llevarle a Él en todas las cosas que haga en
el día, me espera para hacer maravillas con tan poca cosa.
Pero me cuesta creer, me cuesta creer que Dios puede hacer
algo grande conmigo y en esta falta de fe, atamos sus manos, frenamos sus
sueños y cada día, siempre nuevo, nos ofrece la oportunidad de escucharle y
hacer su voluntad.
En el evangelio de hoy vemos la fe de la gente,
especialmente de la gente como nosotros: " todos los que sufrían de algo se
le echaban encima para tocarlo" ¿Sufres tú de algo? ¿Acudes a Jesús para
que te sane?
Jesús nos espera, como un padre, a que vayamos a Él con
nuestras miserias y le dejemos nuestro todo para que haga lo que quiera. Vamos
a pedírselo hoy en la oración; Señor, esto es lo que te traigo (ponemos
nuestras miserias) haz conmigo lo que quieras.
María, mamá, ayúdame que soy pequeño y fácil me pierdo.