5 de enero 2016 – Puntos de oración

Conviene antes de empezar la oración calmar el cuerpo y sosegar el alma, pararnos un poco antes de empezar y ponernos en presencia de Dios como el que saluda a un amigo antes de charlar un rato.
El Señor nos habla hoy, como cada día, a través del Evangelio y el de hoy es de una intensidad asombrosa. Destacaría algunas frases:
“Sígueme”: esta palabra que Cristo lanza al corazón de cada hombre nos interpela hoy a nosotros y no podemos obviar la respuesta. Bien visto sólo hay 3 respuestas: el “no” del que rechaza libremente al que por Amor le regaló la libertad; el “sí” del que acepta humildemente seguirle porque “¿dónde iremos, Señor, si sólo tú tienes palabras de vida eterna?”; y el que no contesta por miedo o indecisión pero que en el fondo no quiere comprometerse más allá de sus propias seguridades, de su ambiente de ‘confort’.
¿Cuántas veces durante el día el Señor nos interpela diciéndonos “sígueme” y no respondemos como debiéramos? Llevemos hoy a la oración también a todas esas personas, momentos y ocasiones en los que el Señor nos dice “sígueme” y pasamos de largo. Sin embargo, su misericordia infinita nos acoge siempre de nuevo. ¿No es maravilloso un Padre así?
“Ven y verás”, porque ese “sígueme” implica mucho más que una palabra, seguir a Cristo supone muchas –muchísimas- renuncias, un camino que no es fácil pero que da la verdadera alegría. Ya decía Benedicto XVI que “Cristo no te quita nada y te lo da todo”.
Ese “Ven y verás” es esa palabra de ánimo de Cristo para ti y para mí, “ven y verás” porque todo con Cristo es más sencillo, porque nos tiene reservada una gran sorpresa que no nos podemos ni imaginar pero que necesita que le sigamos para enseñárnosla. Porque no se trata de grandes esfuerzos por nuestra parte, es el Señor el que quiere hacernos un inmenso regalo, murió por nosotros, no para complicarnos la vida. Por eso repetía Juan Pablo II: “No tengáis miedo, abrid las puertas a Cristo”.
Él te conoce mejor que nadie y sabe lo que tu corazón anhela, sólo necesita que le sigas y “has de ver cosas mayores”.

Pidamos hoy también por todos los militantes de Santa María que vuelven de convivencias para que sepan ser fermento en medio del mundo y por las vocaciones a la vida contemplativa, al sacerdocio, a la vida consagrada y al matrimonio cristiano. Que los jóvenes sepan contestar al “sígueme” que Cristo nos lanza.

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